tag:blogger.com,1999:blog-25969294853215283132024-03-11T07:24:35.221+01:00Redes: Observatorio, análisis y reflexiónPensamiento, ecología humana, antropología, arte y biodiversidad... desde Bezanes, en Redes.Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.comBlogger167125tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-1625748462460750252014-04-23T21:14:00.001+02:002014-04-23T21:14:18.437+02:00García Márquez, asombro por Juan Rulfo...<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El
descubrimiento de Juan Rulfo -como el de Franz Kafka- será sin duda un capítulo
esencial de mis memorias. Yo había llegado a México el mismo día en que Ernest
Hemingway se dio el tiro de la muerte, el 2 de julio de 1961, y no sólo no
había leído los libros de Juan Rulfo, sino que ni siquiera había oído hablar de
él. Yo vivía en un apartamento sin ascensor de la calle Renán, en la colonia
Anzures. Teníamos un colchón doble en el suelo del dormitorio grande, una cuna
en el otro cuarto y una mesa de comer y escribir en el salón, con dos sillas
únicas que servían para todo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Habíamos
decidido quedarnos en esta ciudad que todavía conservaba un tamaño humano, con
un aire diáfano y flores de colores delirantes en las avenidas, pero las
autoridades de inmigración no parecían compartir nuestra dicha. La mitad de la
vida se nos iba haciendo colas inmóviles, a veces bajo la lluvia, en los patios
de penitencia de la Secretaría de Gobernación.</span><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7FoBCyb6Qg5ilCxjIr9_FReRSswKL4oHju-5I2Kjdpj9aPU3TbzXZ3FHllo_tdzKGY_HDxYEpuzE0ppMSTMYyv31XoNJysGkSyGFzpjMVznR5H6U0g18AUDBL-58tKOF95UfFIgiNj6k/s1600/gallos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7FoBCyb6Qg5ilCxjIr9_FReRSswKL4oHju-5I2Kjdpj9aPU3TbzXZ3FHllo_tdzKGY_HDxYEpuzE0ppMSTMYyv31XoNJysGkSyGFzpjMVznR5H6U0g18AUDBL-58tKOF95UfFIgiNj6k/s1600/gallos.jpg" height="426" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;">Pelea de gallos, mosaico romano en las ruinas de Pompeya.</span></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Yo
tenía 32 años, había hecho en Colombia una carrera periodística efímera; acababa
de pasar tres años muy útiles y duros en París y ocho meses en Nueva York, y
quería hacer guiones de cine en México. El mundo de los escritores mexicanos de
aquella época era similar al de Colombia y me encontraba muy bien entre ellos.
Seis años antes había publicado mi primera novela, <i>La hojarasca</i>, y tenía
tres libros inéditos: <i>El coronel no tiene quien le escriba</i>, que apareció
por esa época en Colombia; <i>La mala hora</i>, que fue publicada por la
editorial Era, poco tiempo después a instancias de Vicente Rojo, y la colección
de cuentos de <i>Los funerales de la mamá grande</i>. De modo que era yo un
escritor con cinco libros clandestinos, pero mi problema no era ése, pues ni
entonces ni nunca había escrito para ser famoso, sino para que mis amigos me
quisieran más y eso creía haberlo conseguido.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Mi
problema grande de novelista era que después de aquellos libros me sentía
metido en un callejón sin salida y estaba buscando por todos lados una brecha
para escapar. Conocí bien a los autores buenos y malos que hubieran podido
enseñarme el camino y, sin embargo, me sentía girando en círculos concéntricos,
no me consideraba agotado; al contrario, sentía que aún me quedaban muchos
libros pendientes pero no concebía un modo convincente y poético de
escribirlos. En ésas estaba, cuando Álvaro Mutis subió a grandes zancadas los
siete pisos de mi casa con un paquete de libros, separó del montón el más
pequeño y corto, y me dijo muerto de risa: ''Lea esa vaina, carajo, para que
aprenda''; era <i>Pedro Páramo</i>.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Aquella
noche no pude dormir mientras no terminé la segunda lectura; nunca, desde la
noche tremenda en que leí <i>La metamorfosis</i> de Kafka, en una lúgubre
pensión de estudiantes de Bogotá, casi 10 años atrás, había sufrido una
conmoción semejante. Al día siguiente leí <i>El llano en llamas</i> y el
asombro permaneció intacto; mucho después, en la antesala de un consultorio,
encontré una revista médica con otra obra maestra desbalagada: La herencia
de Matilde Arcángel; el resto de aquel año no pude leer a ningún otro autor,
porque todos me parecían menores.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No
había acabado de escapar al deslumbramiento, cuando alguien le dijo a Carlos
Velo que yo era capaz de recitar de memoria párrafos completos de <i>Pedro
Páramo</i>. La verdad iba más lejos, podía recitar el libro completo al derecho y
al revés sin una falla apreciable, y podía decir en qué página de mi edición se
encontraba cada episodio, y no había un solo rasgo del carácter de un personaje
que no conociera a fondo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Más
tarde, Carlos Velo y Carlos Fuentes me invitaron a hacer con ellos una revisión
crítica de la primera adaptación del <i>Pedro Páramo</i> para el cine. Había
dos problemas esenciales: el primero, era el de los nombres. Por subjetivo que
se crea, todo un nombre se parece en algún modo a quien lo lleva y eso es mucho
más notable en la ficción que en la vida real. Juan Rulfo ha dicho, o se lo han
hecho decir, que compone los nombres de sus personajes leyendo lápidas de
tumbas en los cementerios de Jalisco; lo único que se puede decir a ciencia
cierta es que no hay nombres propios más propios que los de la gente de sus
libros; aún me parecía imposible y me sigue pareciendo, encontrar jamás un
actor que se identificara sin ninguna duda con el nombre de su personaje.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Lo
malo de esos preciosos escrutinios es que las cerrazones de la poesía no son
siempre las mismas de la razón. Los meses en que ocurren ciertos hechos son
esenciales para el análisis de la obra de Juan Rulfo, y yo dudo de que él fuera
consciente de eso. En el trabajo poético -y <i>Pedro Páramo</i> lo es, en su más
alto grado- los autores suelen invocar los meses por compromisos distintos del
rigor cronológico; más aún, en muchos casos se cambia el nombre del mes, del
día y hasta del año, sólo por eludir una rima incómoda, oír una cacofonía, sin
pensar que esos cambios pueden inducir a un crítico a una confusión terminante.
Esto ocurre no sólo con los días y los meses, sino también con las flores; hay
escritores que no se sirven de ellas por el prestigio puro de sus nombres, sin
fijarse muy bien si se corresponden al lugar o a la estación, de modo que no es
raro encontrar buenos libros donde florecen geranios en las playas y tulipanes
en la nieve. En el <i>Pedro Páramo</i> donde es imposible establecer de un
modo definitivo dónde está la línea de demarcación entre los muertos y los
vivos, las precisiones son todavía más quiméricas, nadie puede saber en
realidad cuánto duran los años de la muerte.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">He
querido decir todo esto para terminar diciendo que el escrutinio a fondo de la
obra de Juan Rulfo me dio por fin el camino que buscaba para continuar mis
libros, y que por eso me era imposible escribir sobre él, sin que todo esto
pareciera sobre mí mismo; ahora quiero decir, también, que he vuelto a releerlo
completo para escribir estas breves nostalgias y que he vuelto a ser la víctima
inocente del mismo asombro de la primera vez; no son más de 300 páginas, pero
son casi tantas y creo que tan perdurables como las que conocemos de Sófocles.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 35.4pt;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">Texto leído por Gabriel García Márquez el jueves 18 de septiembre de 2003, fecha en que se cumplió</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 35.4pt;">
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">el cincuentenario </span></span><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif; line-height: 115%; text-indent: 35.4pt;">de la primera edición de </span><i style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif; line-height: 115%; text-indent: 35.4pt;">El Llano en Llamas</i><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif; line-height: 115%; text-indent: 35.4pt;">, en el programa radiofónico </span><i style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif; line-height: 115%; text-indent: 35.4pt;">De 1 a 3</i><span style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif; line-height: 115%; text-indent: 35.4pt;">.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-91552584714209701872014-03-27T21:23:00.000+01:002014-03-30T20:55:46.700+02:00Sobre existencialismo, Shakespeare, Saul Bellow y Edward Hopper...<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%;">De una entrevista a Saul Bellow en la revista
BOSTONIANA (1990)</span>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div style="text-align: right;">
<span style="line-height: 18px;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>─Leí muchos libros con la esperanza de descubrir alguna
verdad sobre esas cuestiones persistentes. En el fondo siempre quedaba una
sensación muy rara, y así seguiría siendo después. Ninguna explicación llegaba
a hacer inteligible aquella extraña impresión. Los sistemas se desmoronan uno
tras otro, y se los va tachando de la lista a medida que uno sigue su camino.
Au revoir, existencialismo. Pero nunca desaparece la exigencia de justificar
nuestra presencia en este mundo.</i><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><i><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></i></span></div>
</div>
<div class="MsoNormal">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">─En todos sus libros
expresa usted esa misma cuestión en términos diferentes...</span></span></div>
</div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"></span><br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"><i style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">─Supongo que las aspiraciones del hombre moderno no pueden
llegar a nada más alto. Esto es precisamente lo que descubrimos cuando
empezamos a leer a Shakespeare. Desde las primeras obras hasta La Tempestad. En
el Rey Lear se nos dice: "Madurar lo es todo".</i></span></div>
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">
</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><i><br /></i></span></div>
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9W3WweyUQYo4kI5gL6BkX5OO3FzaIBc2X32qPhc7sn3lz3LE1B0SQi3YfzWBLDwTRx7dh1nz9PT_wGzzO8GwF8PGKlorn1CtpdySwcH9NWLa9lbEI_nBwX2zPZFqRK-3TT-pMOxzHwws/s1600/hopper.blackhead.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9W3WweyUQYo4kI5gL6BkX5OO3FzaIBc2X32qPhc7sn3lz3LE1B0SQi3YfzWBLDwTRx7dh1nz9PT_wGzzO8GwF8PGKlorn1CtpdySwcH9NWLa9lbEI_nBwX2zPZFqRK-3TT-pMOxzHwws/s1600/hopper.blackhead.jpg" height="468" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: orange; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>Blackhead, Monhegan (1916-1919), por Edward Hopper. Óleo sobre tabla, 24x33 cm.</i></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: orange; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>En el <a href="http://whitney.org/" target="_blank">Whitney Museum of American Art, New York</a>.</i></span></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-8558472703945231822014-03-09T11:27:00.000+01:002014-03-09T20:19:47.749+01:00La vida no es muy seria en sus cosas... (un relato inédito escrito por Juan Rulfo en 1945)<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>Publicado en la revista América, número 40, 30 de junio de 1945, pp 35-36.</i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Aquella
cuna donde Crispín dormía por entonces, era más que grande para su pequeño cuerpecito.
Él sin conocer todavía la luz, puesto que aún no nacía, se dedicaba sólo a vivir
en medio de aquella oscuridad y a hacer, sin saberlo, más y más lentos cada vez
los pasos que daba su madre al caminar por los corredores; por el pasillo y, a
veces, en alguna mañana limpia, yendo a visitar el corral, donde ella se
confortaba haciendo renegar a las gallinas robándoles los pollitos, y escondiéndose
dos o tres abajito del seno, quizá con la esperanza de que a su hijo se le
hiciera la vida menos pesada oyendo algo de los ruidos del mundo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Por
otra parte, Crispín, a pesar de tener ya ocho meses ahí dentro, no había
abierto ni por una sola vez los ojos. Hasta se adivinaba que, acurrucado
siempre, no había intentado estirar un brazo o alguna de sus piernitas. No, por
ese lado no daba señales de vida. Y de no haber sido porque su corazón tocaba
con unos golpecitos suaves la pared que lo separaba de los ojos de su madre,
ella se hubiera creído engañada por Dios, y no faltaría, ni así tantito, para
que llegara a reclamarle aunque sólo fuera en secreto.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;">«El
Señor me perdone -se decía</span><span style="font-size: 12pt;">-, pero yo tendría que hacerlo, si él no estuviera
vivo.»<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span style="font-size: 12pt;"><br /></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmNfLv_YSDGe58incAfEktzqIMxisABWFnZW8UBjs4g-dKAWmRnnciWWJx0PRHsob4y0LA6rE6_dBB25LbDIWewrezVT1Gp9oAts2txAywjKHIZAXTZLXcB1TF3-RzDmgILKesE60M4xI/s1600/luis+g.+tudela++Bra%C3%B1a+La+Pornacal+++++++++60+x+46+++++.+Oleo+sobre+lienzo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmNfLv_YSDGe58incAfEktzqIMxisABWFnZW8UBjs4g-dKAWmRnnciWWJx0PRHsob4y0LA6rE6_dBB25LbDIWewrezVT1Gp9oAts2txAywjKHIZAXTZLXcB1TF3-RzDmgILKesE60M4xI/s1600/luis+g.+tudela++Bra%C3%B1a+La+Pornacal+++++++++60+x+46+++++.+Oleo+sobre+lienzo.jpg" height="640" width="488" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="color: orange; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>Braña La Pornacal, por Luis G. Tudela. Óleo sobre lienzo.</i></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="color: orange; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i><br /></i></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Con
todo, él estaba bien vivo. Cierto es que se sentía un poco molesto de estar enrollado
como un caracol, pero, sin embargo, se vivía a gusto ahí, durmiendo sin parar y
sobre todo, lleno de confianza; con la confianza que da el mecerse dentro de
esa grande y segura cuna que era su madre.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La
madre consideró la existencia de Crispín como un consuelo para ella. Todavía no
descansaba de sus lágrimas; todavía había largos ratos en los cuales apretábase
al recuerdo del Crispín que se le había muerto. Todavía, y esto era lo peor
para ella, no se atrevía a cantar una canción que sabía para dormir a los
niños. Con todo, en ocasiones, ella le cantaba en voz baja, como para sí misma;
pero en seguida, se veía rodeada por unas ganas locas de llorar, y lloraba,
como sólo la ausencia de «aquél» podía merecerlo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Luego
se acariciaba su vientre y le pedía perdón a su hijo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">En
otras, se olvidaba por completo de, que su hijo existía. Cualquier cosa venía a
poner frente a ella la figura de Crispín el mayor. Entonces entrecerraba los
ojos, soltaba el pensamiento y, de ese modo, se le iban las horas correteando tras
de sus buenos recuerdos. Y era en aquellos momentos sin conciencia, cuando
Crispín golpeaba con más fuerza en el vientre de ella y la despertaba. Luego a
ella se le ocurría que los latidos del corazón de su hijo no eran latidos, sino
más bien, era una llamada que él le hacía como regañándola por dejarlo solo e
irse tan lejos. Y se ponía en seguida a conseguir un montón de reproches que se
daba a sí misma, no parando de hacerlo hasta sentirse tranquila y sin miedo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Porque
eso sí, tenía un miedo muy grande de que, algo le sucediera a su hijo, mientras
ella se la pasaba sueñe y sueñe con el otro. Y no le cabía en la cabeza sino desesperarse
al no poder saber nada. Acaso sufra, se decía. Acaso sé esté ahogando ahí dentro,
sin aire; o tal vez tenga miedo de la oscuridad. Todos los niños se asustan
cuando están a oscuras. Todos. Y él también. ¿Por qué no se iba a asustar él?
¡Ah!, si estuviera acá afuera, yo sabría defenderlo; o al menos, vería si su
carita se ponía pálida o si sus ojos se hacían tristes. Entonces yo sabría cómo
hacer. Pero ahora no; no donde él está. Ahí no. Eso se decía.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"> <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Crispín
no vivía enterado de eso. Sólo se movía un poquito, al sentir el vacío que los
suspiros de su madre producían a un lado de él. Por otra parte, hasta parecían acomodarlo
mejor, de modo de poder seguir durmiendo, arrullado a la vez por el sonido
parejo y repetido que la sangre, ahí cerca, hacía al subir y bajar una hora
tras otra.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Así
iba el asunto. Ella, fuera de sus ratos malos, se sentía encariñada a los días
que vendrían. Y era para azorarse verla hacer los gestos de alegría que todas
las madres aprenden tantito antes, para estar prevenidas. Y el modo de cuidar
sus manos, alisándolas, con el fin de no lastimar mucho aquella carne casi
quebradiza que pasearía hecha un nudo sobre sus brazos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Así
iba el asunto.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sin
embargo, la vida no es muy seria en sus cosas. Es de suponerse que ella ya
sabía esto, pues la había visto jugar con Crispín el mayor, escondiéndose de
él, hasta dar por resultado que ninguno de los dos volvieron a encontrarse. Eso
había sucedido. Pero, por otra parte, ella no se imaginaba a la muerte sino de
un modo tranquilo: tal como un río que va creciendo paso a paso, y va empujando
las aguas viejas y las cubre lentamente; mas sin precipitarse como lo haría un
arroyo nuevo. Así se imaginaba ella a la muerte, porque más de una vez la vio
acercarse. La vio también en Crispín, su esposo, y, aunque al principio no le
fue posible reconocer la, al fin y al cabo, cuando notó que todo en él se
maltrataba, no dudó que ella era.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Así
pues, ella bien se daba cuenta de lo que la vida acostumbra a hacer cualquier
cosa con uno, cuando uno está más descuidado.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Aquella
mañana, ella quiso ir al camposanto. Como siempre solía preguntar a Crispín, el
no nacido, si estaba de acuerdo, lo hizo: Crispín, le dijo, ¿te parece bien que
vayamos? Te prometo que no lloraré. Sólo nos sentaremos un ratito a platicar
con tu padre y después volveremos; nos servirá a los dos ¿quieres? Luego,
tratando de adivinar en qué lugar podía tener sus manitas aquel hijo suyo: te llevaré
de la mano todo el tiempo. Esto le dijo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Abrió
la puerta para salir; pero en seguida sintió un viento frío, agachado al suelo,
como si anduviera barriendo las calles. Entonces regresó por un abrigo ¿pues
qué pasaría si él sintiera frío? Lo buscó entre las ropas de la cama; lo buscó
en el ropero; lo halló allá arriba, en un rinconcito. Pero el ropero estaba
mucho más alto que ella y tuvo que subir al primer peldaño, después puso la
rodilla en el segundo y alcanzó el abrigo con la puntita de los dedos. En ese
momento, pensó que tal vez Crispín se habría despertado por aquel esfuerzo y
bajó a toda prisa…<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Bajó
muy hondo. Algo la empujaba. Debajo de ella el suelo estaba lejos, sin alcance…</span><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: 12pt;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-12599042025465361582014-01-15T22:48:00.001+01:002014-01-15T22:50:14.308+01:00Sobre la pasajera del San Carlos, Santa Isabel, la isla de Fernando Poo y Pérez-Reverte...<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Una mañana, con el sol
reverberando en la rada de Santa Isabel como un círculo de plata, echamos el
ancla con el estrépito de cadenas y las maniobras de rigor mientras harapientos
negros en calzón corto afirmaban las estachas chorreantes de agua sucia. Se tendió
la escala real y primero ella sin volver la cabeza, y luego él tocándose el ala
del sombrero, desembarcaron sin más ceremonia y salieron de nuestras vidas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
En la monótona existencia local, que sólo se animaba cuando
algún plantador se volvía majara y le pegaba un tiro a su mujer, o los pamues
del interior violaban a una monja antes de hacerla filetes a machetazos, la
llegada mensual del San Carlos era fiesta de precepto en el calendario local.
Mi barco era el único vínculo que en aquel tiempo unía a los colonos con la
metrópoli, así que la arribada rozaba el acontecimiento. La mayor parte de la
población masculina blanca se congregaba en el muelle para asistir a la
maniobra de atraque, ver qué novedades deparaba la lista de pasaje, y subir
después a bordo para instalarse en el confortable, ventilado y bien provisto
bar de la cámara, del que procuraban no salir hasta dos días después, cuando
llegaba la hora de largar amarras. Entonces se agrupaban todos de nuevo en el
muelle para agitar pañuelos y envidiar la suerte de quienes ponían agua de por
medio. Todavía me parece verlos: ruidosos, maledicentes y malhumorados,
despotricando de los negros, del meapilas del gobernador y de los precios del
cacao, enflaquecidos por las fiebres o grasientos y sudorosos, con sus camisas
blancas o caquis pegadas al cuerpo por la transpiración, y trasegando alcohol
como si les fuera la vida en ello. Deshechos por el calor, la cirrosis, la
gonorrea y el aburrimiento.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 35.4pt;">
<i>La
pasajera del San Carlos</i>, Arturo Pérez-Reverte, 1991.<o:p></o:p></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNp1n3ZAfqq3-ekQyPGuD18W2sUFQtY5RIhCgfKwQM0TMspKLomfqi2Hii0dhV7-3JqltBUDUscxdXfeUcsLjqMhBpZfVmeSGt-9SQIgxt3AdUsZ98CkWGi-QJhoceBfPLneaL4IFgSd4/s1600/Fernando_Poo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNp1n3ZAfqq3-ekQyPGuD18W2sUFQtY5RIhCgfKwQM0TMspKLomfqi2Hii0dhV7-3JqltBUDUscxdXfeUcsLjqMhBpZfVmeSGt-9SQIgxt3AdUsZ98CkWGi-QJhoceBfPLneaL4IFgSd4/s1600/Fernando_Poo.jpg" height="640" width="472" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-63688778710822734802014-01-12T15:23:00.000+01:002014-01-12T15:23:00.117+01:00Sobre los nueve libros de la historia, Heródoto y Jorge Luis Borges...<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
El espacio se mide por el tiempo.
El mundo era más vasto entonces que ahora, pero Heródoto se echó a andar unos
quinientos años antes de la era cristiana. Sus pasos lo llevaron a Tesalia y a
la dilatada estepa de los escitas. Costeó el Mar Negro hasta el estuario del
río Dnieper. Emprendió el arduo y peligroso viaje entre Sarolis y Susa, la
capital de Persia. Visitó a Babilonia y a la Cólquida, que había sido la meta
de Jasón. Estuvo en Grasa. De isla en isla exploró el Archipiélago. En el
Egipto conversó con los sacerdotes del templo de Hephaistos. Para Heródoto las
divinidades eran las mismas pero los nombres cambiaban en cada lengua. Remontó
el sagrado curso del Nilo, acaso hasta la primera catarata. Curiosamente
imaginó que el Danubio era como la antistrofa del Nilo, su correspondencia a la
inversa. Vio en el campo de batalla las calaveras de los persas derrotados por
Inaro. Vio las aún jóvenes esfinges. Griego, profesó el amor del Egipto, «que
es entre todas las regiones maravillosa». Sintió en esa región el antiguo paso
del tiempo; nos habla de trescientas cuarenta y una generaciones de hombres y
de sus sacerdotes y reyes. Atribuyó a las egipcios la división del año en doce
meses gobernados por doce dioses.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Le tocó en suerte el siglo de
Pericles, que conmemoraría Voltaire.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Fue amigo de Sófocles y de
Gorgia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Cicerón, que no ignoraba que en
griego la palabra historia quiere decir investigación y verificación,
lo apodó el Padre de la Historia. En el más venturoso de sus ensayos, publicado
a principios de 1842, De Quincey lo celebra con el entusiasmo y con la frescura
que hoy es de uso aplicar a los escritores contemporáneos, no a los antiguos.
Lo considera el primer enciclopedista y el primer etnólogo y geógrafo. Lo apoda
el Padre de la Prosa que, según Coleridge, debió asombrar más a la gente que la
poesía, que en todas las literaturas es anterior.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
En el ensayo precitado, De
Quincey habla de los Nueve Libros como un <i>Thesaurus gabularum</i>.<o:p></o:p></div>
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuaEZop8aswjY9jzoamqFIb0HN7N5hskzeZmw2CSxaKOP_eCtyk9NBdfOWV6VFHOGlKd6iGRysM3IDGMPKzWPBlk67yTkCKpCpGbefjhloV_Jfv7XmMubk5BrWxfwAQjs-Br0ys4TSEcg/s1600/Perserreich_500_v.Chr+(1).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuaEZop8aswjY9jzoamqFIb0HN7N5hskzeZmw2CSxaKOP_eCtyk9NBdfOWV6VFHOGlKd6iGRysM3IDGMPKzWPBlk67yTkCKpCpGbefjhloV_Jfv7XmMubk5BrWxfwAQjs-Br0ys4TSEcg/s1600/Perserreich_500_v.Chr+(1).jpg" height="308" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;">El imperio persa sobre 500 aC, según William Shepherd en su Historical Atlas, 1923.</span></i></div>
<div style="text-align: center;">
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></i></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-75336499591864250222014-01-09T09:58:00.001+01:002014-01-09T15:31:25.258+01:00Sobre Persépolis, viajes con Heródoto y Kapuscinski...<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Cada vez que contempla uno
ciudades, templos, palacios ya muertos, se pregunta por la suerte que corrieron
sus constructores. Por su dolor, sus columnas vertebrales rotas, por los ojos
que saltaron de sus cuencas al recibir el impacto de una esquirla, por su
reumatismo. Por su vida desgraciada. Su sufrimiento. Y entonces surge la
siguiente pregunta: ¿podrían existir tamañas maravillas sin ese sufrimiento
¿Sin el látigo del vigilante? ¿Sin ese miedo que anida en el esclavo? ¿Sin esa
soberbia que anida en el soberano? En una palabra, ¿no habrá sido el gran arte
del pasado obra de lo que el hombre tiene de malo y negativo? Y al mismo
tiempo, ¿no lo habrá creado su convicción de que lo negativo y lo débil que
lleva dentro puede ser vencido sólo por lo bello, sólo por el esfuerzo y la
voluntad de crearlo? ¿Y de que lo único que no cambia nunca es la forma de la
belleza? ¿Y de la necesidad de ella que vive en nosotros?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<i>Viajes con Heródoto</i>, Ryszard Kapuscinski, 2007.<o:p></o:p></div>
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-6kbD2HuydOsvbHy5aD1j_LhqQ0O2weM5wPx90iLQdP6TE1G5Lh1Qu9JVKnvbeCFVyHhme8dWg6xNDE3EEXmtsiJK65vwolORhyHvtSKpPK2bWAQkGG7l1W4V73Z-guOtINQMxtlDKZM/s1600/Persepolis_vue_d'oiseau_Chipiez.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-6kbD2HuydOsvbHy5aD1j_LhqQ0O2weM5wPx90iLQdP6TE1G5Lh1Qu9JVKnvbeCFVyHhme8dWg6xNDE3EEXmtsiJK65vwolORhyHvtSKpPK2bWAQkGG7l1W4V73Z-guOtINQMxtlDKZM/s1600/Persepolis_vue_d'oiseau_Chipiez.jpg" height="434" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;">Persépolis a vista de pájaro (1884), según el francés Charles Chipiez (1835-1901).</span></i></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-39273178158038625762013-12-16T22:02:00.000+01:002014-01-09T15:31:06.639+01:00De cien años de soledad, García Márquez y Balo Pulido...<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al principio, José Arcadio Buendía era una especie de patriarca juvenil, que daba instrucciones para la siembra y consejos para la crianza de niños y animales, y colaboraba con todos, aun en el trabajo físico, para la buena marcha de la comunidad. Puesto que su casa fue desde el primer momento la mejor de la aldea, las otras fueron arregladas a su imagen y semejanza. Tenía una salita amplia y bien iluminada, un comedor en forma de terraza con flores de colores alegres, dos dormitorios, un patio con un castaño gigantesco, un huerto bien plantado y un corral donde vivían en comunidad pacífica los chivos, los cerdos y las gallinas. Los únicos animales prohibidos no sólo en la casa, sino en todo el poblado, eran los gallos de pelea.<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La laboriosidad de Úrsula andaba a la par con la de su marido. Activa, menuda, severa, aquella mujer de nervios inquebrantables, a quien en ningún momento de su vida se la oyó cantar, parecía estar en todas partes desde el amanecer hasta muy entrada la noche, siempre perseguida por el suave susurro de sus pollerines de olán. Gracias a ella, los pisos de tierra golpeada, los muros de barro sin encalar, los rústicos muebles de madera construidos por ellos mismos estaban siempre limpios, y los viejos arcones donde se guardaba la ropa exhalaban un tibio olor de albahaca.
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<i>Cien años de soledad</i>, Gabriel García Márquez, 1967.<br />
<br />
<br /></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6TNyHzWdHs60AmhE0MADc0bSUfD61VoWYdI0rz2CJysqDFLssphQ6sRlV6UgFvk464rKnMDtoHSBV95I294uRdxZrGflTi1ARvB6e15WwYzQZ7S5FU54fV-E-fjhrTGFLFchnUKL0DzQ/s1600/cien+a%C3%B1os.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6TNyHzWdHs60AmhE0MADc0bSUfD61VoWYdI0rz2CJysqDFLssphQ6sRlV6UgFvk464rKnMDtoHSBV95I294uRdxZrGflTi1ARvB6e15WwYzQZ7S5FU54fV-E-fjhrTGFLFchnUKL0DzQ/s640/cien+a%C3%B1os.jpg" height="640" width="604" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;">Cien años de soledad (2012), por <a href="http://balopulido.com/" target="_blank">Balo Pulido</a>. Óleo sobre tela, 160x160 cm. Colección del autor.</span></i></div>
<div style="text-align: center;">
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></i></div>
</div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-49420505864794129402013-12-09T22:19:00.000+01:002014-01-09T15:31:41.668+01:00Sobre los fugitivos, Alejo Carpentier, Perro y Cimarrón...<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Vivían en una caverna, bien oculta
por una cortina de helechos arborescentes. Las estalactitas lloraban
isócronamente, llenando las sombras frías de un ruido de relojes. Un día Perro
comenzó a escarbar al pie de una de las paredes. Pronto sus dientes sacaron un fémur
y unas costillas tan antiguas que ya no tenían sabor, rompiéndose sobre la
lengua con desabrimiento de polvo
amasado. Luego llevó a Cimarrón, que se tallaba un cinto de piel de majá, un cráneo
humano. A pesar de que quedasen en el hoyo restos de alfarería y unos
rascadores de piedra que hubieran podido aprovecharse, Cimarrón, aterrorizado por
la presencia de muertos en su casa, abandonó la caverna esa misma tarde,
mascullando oraciones sin pensar en la lluvia. Ambos durmieron entre raíces y semillas
envueltos en un mismo olor a perro mojado. Al amanecer buscaron una cueva de
techo más bajo, donde el hombre tuvo que entrar a cuatro patas. Allí, al menos,
no había huesos de aquellos que para nada servían, y sólo podían traer ñeques y
apariciones de cosas malas...<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 35.4pt;">
<i>Los fugitivos</i>, Alejo Capentier, 1970.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<br />
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-ff47Cp1rJUcXntPFl6d7kvyUFsa0Gty4SpCqRmJlbml6HU71zr6FRpbgKGmWZHpYHWoCkMebkJ7sSa-oP1p6UQCqr-URrGGkYWoFf91blLL4j38dJleHkw-6VlnGU7kOszoNcK18mmI/s1600/Richard-Norris-Brooke-Dog-Swap-1881.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-ff47Cp1rJUcXntPFl6d7kvyUFsa0Gty4SpCqRmJlbml6HU71zr6FRpbgKGmWZHpYHWoCkMebkJ7sSa-oP1p6UQCqr-URrGGkYWoFf91blLL4j38dJleHkw-6VlnGU7kOszoNcK18mmI/s640/Richard-Norris-Brooke-Dog-Swap-1881.jpeg" height="460" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>A dog swap (1881), por Richard Norris. Óleo sobre lienzo, 120x167 cm.</i></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>En el Smithsonian American Art Museum, Washington D.C., Estados Unidos.</i></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i><br /></i></span></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-7926969046282912162013-12-02T11:19:00.000+01:002014-01-09T15:32:06.264+01:00De amor portátil, Kalman Barsy y el Malecón habanero de Arocha Hunjan...<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal">
<div style="text-align: justify;">
Un sol
desfalleciente caía sobre las soledades infinitas de la pampa de altura. Allí a
lo lejos se veía el camino recorrido, serpenteando hasta perderse enlo profundo
de un valle de casitas minúsculas, cortado en dos a esa hora del atardecer por
la sombra colosal de las montañas. En el camión, que parecía un barco navegando
en aquella inmensidad, reinaba un ambiente de fiesta. Una botella de pisco
circulaba de mano en mano y Tulio estaba repartiendo los volantes de promoción
impresos den Pixotejoana. El texto no tenía importancia porque de todos modos
los cholos no sabían leer, pero contaban con la desvaíada foto de la Marylin ─sobreinflada y con el mohín de
los labios convertido en borrón de imprenta─ para inflamar el deseo de los
pasajeros. Las mujeres, con sus guaguas a la espalda y sus críos mocurrientos
agarrados de sus polleras, se habían replegado hacia una esquina de la caja del
camión y desde allí lanzaban ladinas miradas contra los dos extranjeros.<o:p></o:p><br />
<br /></div>
</div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<i>Amor portátil</i>, Kalman Barsy, 1989.<o:p></o:p></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtyWPNL7r9-ncyI3xyzwPDkyJfO3eU6WzOE_8ZV0NRXHuz9Gg6bQ3UkveZgockO4OW_HUgKLY38JPtGI3i8D1B316vC8JtAmrscuiU-uqXYYlotp21uW64OJ8CEyGznR1-rgZ_mnKH_7c/s1600/Malecon+Habanero++Alain+Lazaro+Arocha+Hunjan++76+x+61+cm.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtyWPNL7r9-ncyI3xyzwPDkyJfO3eU6WzOE_8ZV0NRXHuz9Gg6bQ3UkveZgockO4OW_HUgKLY38JPtGI3i8D1B316vC8JtAmrscuiU-uqXYYlotp21uW64OJ8CEyGznR1-rgZ_mnKH_7c/s640/Malecon+Habanero++Alain+Lazaro+Arocha+Hunjan++76+x+61+cm.jpg" height="480" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>Malecón habanero, por Alain Arocha Hunjan. 76x61 cm. Colección particular.</i></span></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-90112138214972688662013-11-26T18:26:00.000+01:002014-01-09T15:32:27.309+01:00Sobre Jorge Luis Borges y el inmortal en El Aleph...<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Los hechos ulteriores han
deformado hasta lo inextricable el recuerdo de nuestras primeras jornadas.
Partimos de Arsinoe y entramos en el abrasado desierto. Atravesamos el país de
los trogloditas, que devoran serpientes y carecen del comercio de la palabra;
el de los garamantas, que tienen las mujeres en común y se nutren de leones; el
de los augilas, que sólo veneran el Tártaro. Fatigamos otros desiertos, donde
es negra la arena, donde el viajero debe usurpar las horas de la noche, pues el
fervor del día es intolerable. De lejos divisé la montaña que dio nombre al
Océano; en sus laderas crece el euforbio, que anula los venenos; en la cumbre
habitan los sátiros, nación de hombres ferales y rústicos, inclinados a la
lujuria. Que esas regiones barbaras, donde la tierra es madre de monstruos,
pudieran albergar en su seno una ciudad famosa, a todos nos pareció
inconcebible. Proseguimos la marcha, pues hubiera sido una afrenta retroceder.
Algunos temerarios durmieron con la cara expuesta a la luna; la fiebre los
ardió; en el agua depravada de las cisternas otros bebieron la locura y la
muerte. Entonces comenzaron las deserciones; muy poco después, los motines.
Para reprimirlos, no vacilé ante el ejercicio de la severidad. Procedí
rectamente, pero un centurión me advirtió que los sediciosos (ávidos de vengar
la crucifixión de uno de ellos) maquinaban mi muerte. Huí del campamento con
los pocos soldados que me eran fieles. En el desierto los perdí, entre los
remolinos de arena y la vasta noche. Una flecha cretense me laceró. Varios días
erré sin encontrar agua, o un solo enorme día multiplicado por el sol, por la
sed y por el temor de la sed. Deje el camino al arbitrio de mi caballo. En el
alba, la lejanía se erizó de pirámides y de torres. Insoportablemente soñé con
un exiguo y nítido laberinto: en el centro había un cántaro; mis manos casi lo
tocaban, mis ojos lo veían, pero tan intrincadas y perplejas eran las curvas
que yo sabía que iba a morir antes de alcanzarlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 35.4pt;">
<i>El
inmortal</i>, Jorge Luis Borges, 1947.<o:p></o:p></div>
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheLaJC6GtZlp80ZaUwFhnjygv3aGwQvTjHAiKrsVnmL7jz_J_Mz-s2zyuJuvmSItvlIyoxLwEd5yLq-QGRn8-gG1I86YigYJXoqoILQYlwh5u3_XbnxrhyIu91THh7ucbsXg9DZ2Gv9nA/s1600/jorge+luis+borges.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheLaJC6GtZlp80ZaUwFhnjygv3aGwQvTjHAiKrsVnmL7jz_J_Mz-s2zyuJuvmSItvlIyoxLwEd5yLq-QGRn8-gG1I86YigYJXoqoILQYlwh5u3_XbnxrhyIu91THh7ucbsXg9DZ2Gv9nA/s640/jorge+luis+borges.jpg" height="490" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;">Retrato de Jorge Luis Borges, por <a href="http://www.betialonso.com.ar/" target="_blank">Beti Alonso</a>.</span></i></div>
<div style="text-align: center;">
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></i></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-20287659974132914752013-11-21T15:30:00.000+01:002014-01-09T15:32:47.777+01:00Sobre un campeón desparejo, David Burliuk y Adolfo Bioy Casares...<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Frente a la casa de Ercilia no había lugar, de modo que debió dejar el coche en la otra cuadra. Un grupo de chiquilines jugaba al fútbol en medio de la calle. Desde Racing llegaba el clamor de los espectadores del partido contra Huracán. Antes de alejarse, miró a su Rambler y mentalmente le dijo: "Cuídate". No sólo peligraba por los pelotazos del fútbol callejero; en aquella época no era raro que a la salida de un partido los aficionados destrozaran lo que encontraban a su paso. Como tantas veces antes de empezar una visita, se dijo: "Va a ser corta". En Racing ya debían de estar jugando el segundo tiempo.<br />
... ...<br />
Apurado, saludó y se fue.<br />
"Se diría que todo sigue igual", pensó. "En la otra cuadra todavía los chicos juegan al fútbol. Qué raro, de lejos parecen más grandes." No bien formuló la observación, comprendió: los que jugaban, o corrían, allá adelante, no eran chicos. Eran hombres, cuatro o cinco hombres y un chico. No jugaban al fútbol. Ahora zamarreaban al Rambler, como si quisieran volcarlo. Mientras corría se dijo: "Calma. Nada de peleas", y también: "El que me pareció un chico es un enano. Un enano y cuatro muchachones".</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<i>Un campeón desparejo</i>, Adolfo Bioy Casares, 1993.</div>
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhw_98k7oyjZo9wIYy3aXoo7nhQzEQNqrZdTThiqEiiMI1Z8JJ01XhUIIZhAnaCxhxQ7lM7cawGVPRth8tSmK_BjDCP-GZcjk3UoojgIBuhy8N1JAadhVmyYrHxcMGTl_izb3rgzwx_2MU/s1600/don-quixote-and-sancho-panza+David+Burliuk.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhw_98k7oyjZo9wIYy3aXoo7nhQzEQNqrZdTThiqEiiMI1Z8JJ01XhUIIZhAnaCxhxQ7lM7cawGVPRth8tSmK_BjDCP-GZcjk3UoojgIBuhy8N1JAadhVmyYrHxcMGTl_izb3rgzwx_2MU/s640/don-quixote-and-sancho-panza+David+Burliuk.jpg" height="640" width="618" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;">Don Quixote y Sancho Panza (1947), por David Burliuk. Oóleo sobre lienzo, 9x9 in. Colección particular.</span></i><br />
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></i></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-34900085247741250322013-11-12T15:29:00.000+01:002013-11-17T22:54:45.365+01:00De habilidades, triunfadores, Julia y Ramón Casas...<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
«Últimamente estás cambiando mucho»,
me dice una amiga. «¿Para mejor o para peor?», le pregunto. «Yo creo que para
mejor», responde. Y yo sonrío. Parece que mi plan comienza a funcionar. He
tardado un poco, pero <b>ya estoy aprendiendo a dominar el funcionamiento de las
redes sociales</b> virtuales y no virtuales.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Para triunfar en esta vida, en palabras de García Martín, además de suerte y algún talento, hacen falta tres virtudes de las que yo
siempre he andado escaso. La primera, <b>la hipocresía</b>. Yo siempre he sido un
maleducado. O decía lo que pensaba, por desagradable que fuera, o lo callaba
por timidez, pero lo daba claramente a entender. Ahora le he cogido el gusto a
ser hipócrita. Es hasta divertido. Como representar una obra de teatro. <span style="text-indent: 35.4pt;">La segunda,<b> la falsa modestia</b>.
Sólo los que carecen por completo de ambición pueden permitirse el lujo de no ser
modestos. Sin modestia no se consigue nada. Sin modestia fingida, por supuesto.
La verdadera le vuelve a uno invisible. </span><span style="text-indent: 35.4pt;">La tercera virtud, la más eficaz,
es <b>la adulación</b>. Con la adulación se llega a todas partes, la adulación abre todas
las puertas. Elogia, elogia sin tasa ─me
digo─, que no hay
elogio tan hiperbólico que no parezca verosímil para el adulado.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Si hubiera sabido esto a los
veinte años, ahora sería un triunfador. Bueno, lo que habitualmente se entiende
por ser un triunfador. Porque serlo, serlo, de alguna manera lo soy. <b>¿Qué mayor
triunfo que haber hecho siempre lo que a uno le ha dado la gana?</b></div>
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXy_ooGCxeNJuhdzJahJVAz4dTH912cRvqMpred4Lvy1tlJ4gfPzHKSJCObB5TlI2YTFDWLeqU81kV75oCJHYdg7lwbBV6AP7NGJFGpuD42sIGTk-psLkLeBCV-Z7SApcFT_DQslbHLig/s1600/julia,+ramon+casas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXy_ooGCxeNJuhdzJahJVAz4dTH912cRvqMpred4Lvy1tlJ4gfPzHKSJCObB5TlI2YTFDWLeqU81kV75oCJHYdg7lwbBV6AP7NGJFGpuD42sIGTk-psLkLeBCV-Z7SApcFT_DQslbHLig/s640/julia,+ramon+casas.jpg" width="516" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: center;">
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;">Julia (h. 1909), por Ramón Casas. Óleo sobre lienzo. Colección privada.</span></i></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
</div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-40134053566890316062013-10-29T00:00:00.000+01:002013-10-31T12:09:35.574+01:00Sobre Darío de Regoyos, en el centenario de su muerte...<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmfR3vzzV4FFx_7IdQkNSIngrCQI07QRIqGsdrGr_7hhyphenhyphenJ09yqvG5w0l2jI9slXX-KZ3IjZu__iXLdar5CM53CNIZX2B56ECY2n3fuhxYarCfyuxN_PIij9f36pFeIvVkLMyPcRO2GI3E/s1600/dario-de-regoyos-playing-the-guitar-1882.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="444" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmfR3vzzV4FFx_7IdQkNSIngrCQI07QRIqGsdrGr_7hhyphenhyphenJ09yqvG5w0l2jI9slXX-KZ3IjZu__iXLdar5CM53CNIZX2B56ECY2n3fuhxYarCfyuxN_PIij9f36pFeIvVkLMyPcRO2GI3E/s640/dario-de-regoyos-playing-the-guitar-1882.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>Darío de Regoyos playin the guitar (1882), por Theo van Rysselberghe. Óleo sobre tabla, 30x42,5 cm.</i></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>En el Musée Royaux des Beaux-Arts de Bruselas, Bélgica.</i></span></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-3338603740371733812013-10-27T10:13:00.000+01:002014-01-09T15:33:27.021+01:00Sobre Sharaya, Alvaro Mutis y Cristobal Rojas...<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Sharaya, el Santón de Jandripur,
permanecía desde tiempos muy lejanos sentado a la orilla de la carretera, a la
salida de la aldea. Allí recibía las escasas limosnas y las cada vez más raras
oraciones de los aldeanos. Su cuerpo se había cubierto de una costra gris y su
pelo colgaba en grasientas greñas por las que caminaban los insectos. Sus
huesos, forrados por la piel, formaban ángulos oscuros e imposibles que daban a
la inmóvil figura un aire pétreo y estatuario que en mucho contribuyera al
olvido en que lo tenían las gentes del lugar. Sólo los viejos recordaban aún,
entre la niebla de sus mocedades, la llegada del esbelto Santón, entonces con
cierto aire mundano y dueño de una locuacidad en materias religiosas que fue
perdiendo a medida que ganaba mayores y más vastos dominios en su tarea de
meditación al pie del camino.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
A pesar del poco o ningún caso
que le hacían ahora los habitantes de la aldea, y tal vez gracias a ello,
Sharaya era un atento observador de la vida circundante y conocía como pocos
las intrincadas y mezquinas historias que se tejían y borraban en el pueblo al
paso de los años.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Sus ojos adquirieron una dulce
fijeza de bestia doméstica que las gentes confundían con la mansedumbre de la
imbecilidad y que los prudentes reconocían como reveladora de la luminosa y
total percepción de los más hondos secretos del ser.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Tal era Sharaya, el Santón de
Jandripur en el Distrito de Lahore.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: right; text-indent: 35.4pt;">
<i>Sharaya, El último rostro</i>, Alvaro Mutis, 1990.</div>
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijoZNJrfSIAvHS80q-_S_SOB8FzFQfwaPWLkkzXHuK79yAGHYRPL9pM5VUeAECLbBsUNNtGV_onKOlM3sJa6CKCqipyS3vPvKLQq7g_X09e__Ppl3bwxs9_7VWp7PJO1Q-O2k4f81a63M/s1600/Cristobal_Rojas_2012_020.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijoZNJrfSIAvHS80q-_S_SOB8FzFQfwaPWLkkzXHuK79yAGHYRPL9pM5VUeAECLbBsUNNtGV_onKOlM3sJa6CKCqipyS3vPvKLQq7g_X09e__Ppl3bwxs9_7VWp7PJO1Q-O2k4f81a63M/s640/Cristobal_Rojas_2012_020.JPG" height="640" width="450" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>Mimosa o Silla con flores (1890), por Cristobal Rojas. Óleo sobre tela, 33,7x24,6 cm.</i></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>Galería de Arte Nacional en Caracas, Venezuela.</i></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i><br /></i></span></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-82253733280455789892013-10-18T00:00:00.000+02:002014-01-09T15:34:23.591+01:00Sobre Manuel Alcorlo, Juan de Mairena y Antonio Machado...<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
La política, señores ─sigue hablando Mairena─, es una actividad
importantísima… Yo no os aconsejaré nunca el apoliticismo, sino, en último
término, el desdeño de la política mala que hacen trepadores y cucañistas, sin
otro propósito que el de obtener ganancia y colocar parientes. Vosotros debéis
hacer política, aunque otra cosa os digan los que pretenden hacerla sin
vosotros, y, naturalmente, contra vosotros. Sólo me atrevo a aconsejaros que la
hagáis a cara descubierta; en el peor caso con máscara política, sin disfraz de
otra cosa; por ejemplo: de literatura, de filosofía, de religión. Porque de
otro modo contribuiréis a degradar actividades tan excelentes, por lo menos,
como la política, y a enturbiar la política de tal suerte que ya no podamos
nunca entendernos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
Y a quien os eche en cara
vuestros pocos años bien podéis responderle que la política no ha de ser,
necesariamente, cosa de viejos. Hay movimientos políticos que tienen su punto
de arranque en una justificada rebelión de menores contra la inepcia de los
sedicentes padres de la patria. Esta política, vista desde el barullo juvenil,
puede parecer demasiado revolucionaria, siendo, en el fondo, perfectamente
conservadora. Hasta las madres -¿hay algo más conservador que una madre?-
pudieran aconsejarla con estas o parecidas palabras: “Toma el volante, niño,
porque estoy viendo que tu papá nos va a estrellar a todos -de una vez- en la
cuneta del camino”.</div>
<br />
<div style="text-align: right;">
<i>Juan de Mairena: sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo</i>, Antonio Machado, 1936.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1COeliR9qeY1OhV4XhYplahvSZgV1TCcTwUvYszouprGOc10lMYQLEH0WSL7rX9f8676SZq0XhjQa-DNZ2p-f5VcvqmINZM5KEru_a1SB1Vi3u2akxh7WtlhJ7m_rdPsqFB4czbZIRzc/s1600/733854_668705053154322_486272289_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1COeliR9qeY1OhV4XhYplahvSZgV1TCcTwUvYszouprGOc10lMYQLEH0WSL7rX9f8676SZq0XhjQa-DNZ2p-f5VcvqmINZM5KEru_a1SB1Vi3u2akxh7WtlhJ7m_rdPsqFB4czbZIRzc/s640/733854_668705053154322_486272289_n.jpg" height="518" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;">Machado (2013), por Manuel Alcorlo. Óleo sobre tabla, 81x100 cm. Galería Van Dyck (Gijón).</span></i></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-5751925829094060892013-10-10T18:41:00.000+02:002013-10-10T20:40:55.049+02:00Sobre la vida de las mujeres, Alice Munro, Oriente y Justo San Felices...<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando vivíamos
en aquella casa del final de Flats Road, y antes de que mi madre aprendiera a
conducir, solíamos ir juntas a la ciudad andando; la ciudad era Jubilee, a un
kilómetro y medio de distancia. Mientras ella cerraba la puerta con llave, yo
tenía que correr hacia la verja y mirar a ambos lados de la carretera, parar
asegurarme de que no venía nadie. ¿Quién podía estar en esa carretera, aparte
del lechero y de tío Benny? En cuanto hacía un gesto de negación, ella escondía
la llave debajo del segundo poste del porche, donde se había podrido la madera
dejando un pequeño hueco. Creía en los robos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Dando la
espalda al pantano de Grenoch, al río Wawanash y a unas colinas lejanas,
peladas y boscosas a la vez, que, a pesar de haber estudiado los accidentes
geográficos, cría que eran el fin del fundo, enfilábamos Flats Road, que por
ese extremo era poco más de dos surcos separados por una vigorosa franja de
llantén y pamplina.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
(“La vida de las
mujeres”, Alice Munro, 1971)<o:p></o:p></div>
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBYVo5RBPERmd-Qwb4d64p25F0Ylki4-_TMrQ7sZtxAzEIJ9GUWt3ZEXwKm4Ttfb5Qe6XprH7x1WnW9X9DPTIkc2pWDdZWm0VE1uAUYzMo6kX94vFf1zhhy-o296DjitpPOzHHew8t130/s1600/oriente+JUSTO+SAN+FELICES+50x55+acuarela.bmp.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="582" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBYVo5RBPERmd-Qwb4d64p25F0Ylki4-_TMrQ7sZtxAzEIJ9GUWt3ZEXwKm4Ttfb5Qe6XprH7x1WnW9X9DPTIkc2pWDdZWm0VE1uAUYzMo6kX94vFf1zhhy-o296DjitpPOzHHew8t130/s640/oriente+JUSTO+SAN+FELICES+50x55+acuarela.bmp.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>Oriente, por Justo San Felices. 50x55 cm, acuarela sobre papel. En Galería Van D</i></span><i style="color: #f1c232; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">yck (Gijón).</i></div>
<div style="text-align: center;">
<i style="color: #f1c232; font-family: Times, 'Times New Roman', serif;"><br /></i></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-30678426832964837342013-10-02T13:05:00.000+02:002013-10-05T10:19:21.187+02:00Sobre Evaristo Valle, republicanos, fartones y el péritu...<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Acababa de
celebrarse en Gijón, con éxito rotundo, una exposición de varios cuadritos
serios, y, como el eco de mi triunfo había llegado hasta el mencionado pueblo,
su intelectuales ─porque
en todas partes hay personas que creen serlo e incluso que algunas veces lo son─,
tan pronto pisé tan amable y bello lugar, me saludaron con loa y me obsequiaron
con una espléndida fabada. Ya en los postres de la misma, y después de los
inevitables y poéticos brindis, hablaron unos y otros, y discutieron
acaloradamente sobre pintura, y yo escuché con muchísima atención sus
contradictorios juicios, porque siempre me ha parecido que de cualquiera se
puede aprender.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Asistieron el alcalde y el
secretario, el párroco, el boticario, el médico y el jefe del partido político
contrario al alcalde. Este último, en un aparte, me comentó: “Aquí me tiene
usted entre estos <i>fartones</i>, porque la
república también sabe cerrar sus ojos para reverenciar el arte”; afirmación
que me dejó pasmado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
("Recuerdos de la vida del pintor", Evaristo Valle, 2000)<o:p></o:p></div>
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhP3fKPsdTWUuMTa5V9vUeTpDqsPmvBMTvjvJTLNz1wxTfF_BAmcuC_upUjQROXFrgFIik_Z_2CyEwKRIhQgN508XBfufZtbHiM0DjofYs_xFHdLTRAp_IE1mVdq2WqGsRQBKLldXoQMJg/s1600/-El_Peritu-_(Evaristo_Valle).JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhP3fKPsdTWUuMTa5V9vUeTpDqsPmvBMTvjvJTLNz1wxTfF_BAmcuC_upUjQROXFrgFIik_Z_2CyEwKRIhQgN508XBfufZtbHiM0DjofYs_xFHdLTRAp_IE1mVdq2WqGsRQBKLldXoQMJg/s640/-El_Peritu-_(Evaristo_Valle).JPG" width="570" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>El péritu (h. 1945), por Evaristo Valle. Óleo sobre lienzo, 99x90 cm.</i></span><br />
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>Colección Pedro Masaveu, en el Museo de Bellas Artes de Asturias.</i></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i><br /></i></span></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-44472381507214000992013-09-29T19:15:00.000+02:002013-09-30T09:51:46.856+02:00Sobre guerras, territorio y evolución de las antiguas sociedades complejas...<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br />
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="EN-US"> En una <a href="http://observatorioredes.blogspot.com.es/2013/09/sobre-sociedades-sin-estado-guerra-y.html" target="_blank">entrada anterior</a> comenté un artículo que señalaba a la propiedad privada, un estadio posterior al de los cazadores-recolectores, como embrión de la guerra en nuestra evolución social y cultural. Otro trabajo recientemente publicado (<i>Peter
Turchin, Thomas E. Currie, Edward A. L. Turner, and Sergey Gavrilets. <a href="http://www.pnas.org/content/early/2013/09/20/1308825110.abstract" target="_blank">“War, space, and the evolution of Old World complex societies”</a>. </i></span><span lang="EN-US" style="text-align: start;"><i>Proceedings of the National Academy of Science, 23 de septiembre de 2013</i>),</span><span lang="EN-US" style="text-align: start;"> </span><span lang="EN-US" style="text-align: start;">en el
que se simula sobre mapas geográficos la evolución de los conflictos
entre sociedades, la difusión de la tecnología militar y la evolución
sociocultural por cada siglo de historia,</span><span lang="EN-US" style="text-align: start;"> </span><span lang="EN-US" style="text-align: start;">apunta a que los conflictos bélicos
y la innovación tecnológica asociada a ellos son impulsores del desarrollo de
las sociedades. El modelo predictivo se fundamenta en el análisis de las
interacciones entre la ecología de las poblaciones, la geografía de sus
entornos y el estudio de los acontecimientos históricos.</span></span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="EN-US" style="text-align: start;"><br /></span></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="EN-US"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Las
conclusiones indican que la creación de instituciones complejas de cohesión
social está relacionada con la belicosidad de una comunidad. En el modelo, las
sociedades que perdían las guerras eran absorbidas por las ganadoras. Este
diseño refleja lo que ocurre en el mundo real cuando los imperios se expanden
conquistando otras comunidades.</span></span><br />
<span lang="EN-US"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><span lang="EN-US">El
equipo de investigadores utilizó como patrón</span><span lang="EN-US"> </span></span><span lang="EN-US"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">las características de los
territorios de las comunidades africanas y eurasiáticas y los eventos ocurridos
entre ellas desde el año 1500 a. C. hasta el 1500 d. C. (y no después puesto
que la aparición de las armas de fuego marcó una nueva evolución de los
conflictos entre comunidades). Así, las innovaciones militares, como el uso de
carros y caballerías, y los accidentes geográficos, fueron dos de los factores
clave en la evolución de los habitantes del continente eurasiático.</span><span style="font-size: medium;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
<div style="text-align: start;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjc_gSN8GOuZHKIJTEpmBmLF99w3RfY3rtdJqu2R_7YVNKcP6pkN5qrln-9mDzUK6tC_r0oxSabHOUhWLIDqiu1PyxyyWrMUL3NDnAq50Ux_kmduXljo-K5lGLS7XDybsktoeyjMqfvf4o/s1600/Mongol+Invasion+to+Island+Country.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="396" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjc_gSN8GOuZHKIJTEpmBmLF99w3RfY3rtdJqu2R_7YVNKcP6pkN5qrln-9mDzUK6tC_r0oxSabHOUhWLIDqiu1PyxyyWrMUL3NDnAq50Ux_kmduXljo-K5lGLS7XDybsktoeyjMqfvf4o/s640/Mongol+Invasion+to+Island+Country.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;">The moment of kamikaze and mongol strike to japanese isle (2011), por Happy Morning Star (Deviant Art).</span></i><br />
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: center;">
</div>
<br />Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-2188460814904876312013-09-24T12:52:00.000+02:002013-11-21T20:14:47.238+01:00Sobre la la caza, la extinción y la reintroducción del venado (Cervus elaphus) en Redes...<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
Por antonomasia, los principales
mamíferos cinegéticos son los artiodáctilos, tanto por su aprovechamiento
ancestral como fuente de carne para los pueblos primitivos de cazadores, como
por su papel posterior de complemento nutricional para las sociedades agrícolas.
Miles de años después, al final de la dominación romana, el derecho germánico
introducido en la Península por los pueblos nórdicos ocupantes consideraba la
caza como potestad del rey, privilegio que se perdió en el tiempo diluido en concesiones a los nobles o a las órdenes religiosas. La pretendida
restricción se prolongó hasta 1837, aunque su reforma definitiva devino en la
Ley de Caza de 10 de enero de 1897, fundamentándose el derecho de caza en
atributo de la propiedad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Aun a pesar
de las leyes destinadas a la protección de la caza desde los fueros y
pragmáticas medievales, en los que se establecen zonas restringidas a la
práctica cinegética, periodos de veda, días de fortuna y prohibición de
determinadas técnicas venatorias, el detrimento de éstas en la Cordillera
Cantábrica debió ser moneda común, ya que en la Junta General del Principado de
3 de septiembre de 1623 se señala que <i>“hay
muchas personas que caçan y pescan libremente y en esto a habido y ay mucha
desorden, a cuya causa se halla muy poco caza y pesca y se espera abra menos”. </i>Esa
situación desembocó en la desaparición en el área cantábrica de dos especies de
gran interés cinegético: el venado y la cabra montés.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El venado
fue muy perseguido en Asturias en los últimos siglos, como importante fuente de
carne en tiempos de agricultura de subsistencia y por la utilidad de sus
cuernas en la manufactura de utensilios de uso diario, como mangos de herramientas,
piezas para los carros, etc. Tal fue así que acabó por desaparecer en las
montañas al del Norte peninsular en la transición del siglo XIX al XX. En
Asturias, donde ya era escaso a lo largo del XIX, su menguada población se
escindió en dos grupos, uno en la zona oriental (Cabrales y Peñamellera), que
posiblemente desapareció el primero al quedar completamente aislado al Norte de
los Picos de Europa, y otro al sudoeste (Cangas del Narcea, Somiedo y Degaña),
el más importante por su continuidad con los montes del Bierzo y adentrándose
en las provincias de Lugo, Orense, León y Zamora. A este núcleo pertenecían los
últimos “venados caballares”, mayores que los actuales según el recuerdo de la
tradición. Los últimos ejemplares aborígenes fueron cazados en Degaña en la
primera década del siglo XX.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Si bien la
reintroducción, a mediados del pasado siglo, de la cabra montés resultó un
rotundo fracaso y la del gamo sólo prosperó en la Sierra del Sueve, la suelta de venados en distintos puntos de la
geografía asturiana obtuvo mejores resultados de los esperados, ya que de un
centenar escaso de ejemplares liberados se ha llegado a la población actual. Según los datos de la Sociedad Astur de Caza y de la Consejería, en su
momento, de Agricultura y Pesca, el primer enclave de suelta en nuestra región
fueron los montes de Caleao (Caso), donde en 1952 se liberaron 17 ejemplares traídos
Quintos de Mora (Toledo). Ese mismo año se hizo lo propio con idéntico número de
animales en el bosque de Peloño (Ponga). Ocho años después, en 1960, se produjo
una nueva suelta de 3 ejemplares en los montes de Redes. Se pudo constatar que
los individuos reintroducidos en Ponga se expandieron hacia los montes de Caso,
así como los liberados en Caleao colonizaron los montes del vecino concejo de
Aller. En años posteriores, hasta comienzos de los setenta, otra docena de reintroducciones
se llevaron a cabo en distintos puntos de la geografía asturiana (Nava, Piloña,
Proaza, Somiedo, Parque Nacional de Covadonga, Colunga, Ibias) con mayor o menor éxito.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hoy, desde la
administración autonómica, se propone una densidad umbral óptima de ciervos de
5-6 individuos por cada 100 Ha. Apunto también el dato de que a la fecha, en el
Parque Natural de Redes, formado por los concejos de Caso y Sobrescobio, se
estiman densidades de entre 3,1 y 4,1 individuos por cada 100 Ha, pero esas
cifras se elevan hasta los 27 en el Parque Nacional de Picos de Europa.<o:p></o:p><br />
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
Sobre la berrea y la reproducción del venado (<a href="http://observatorioredes.blogspot.com.es/2011/09/sobre-la-berrea-y-la-reproduccion-del.html" target="_blank">pinchar aquí</a>).</div>
<div style="text-align: center;">
Sobre la cuerna del venado: descorreo, escoda y desmogue (<a href="http://observatorioredes.blogspot.com.es/2012/04/sobre-la-cuerna-del-venado-cervus.html" target="_blank">pinchar aquí</a>).</div>
</div>
</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjP8FujKCPDWaorBlJeqCu_ZMn_y5h_L8hyphenhypheneJAkB77IeX4aCddMzvrieDNaYP_SVq4ed6JGF4BqyGR0a_kcDmjv38QxbwkjGqc1PTqlN1J0r8pCxSDXtJCwHf3iVRAIiZkasV_8FaWPnzs/s1600/red+deer.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="492" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjP8FujKCPDWaorBlJeqCu_ZMn_y5h_L8hyphenhypheneJAkB77IeX4aCddMzvrieDNaYP_SVq4ed6JGF4BqyGR0a_kcDmjv38QxbwkjGqc1PTqlN1J0r8pCxSDXtJCwHf3iVRAIiZkasV_8FaWPnzs/s640/red+deer.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: center;">
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;">Deer and Deer Hounds in a Mountain Torrent (1832), por Sir Edwin Henry Landseer. Óleo sobre lienzo, 40.5x90.8 cm, en la Tate Gallery de Londres.</span></i>
<br />
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></i></div>
</div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-22215603600230493802013-09-18T18:46:00.004+02:002014-03-09T11:36:59.541+01:00Sobre El Llano en llamas, diles que no me maten...<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lo habían traído de madrugada. Y ahora era ya entrada la mañana y él seguía todavía allí, amarrado a un horcón, esperando. No se podía estar quieto. Había hecho el intento de dormir un rato para apaciguarse, pero el sueño se le había ido. También se le había ido el hambre. No tenía ganas de nada. Sólo de vivir. Ahora que sabía bien a bien que lo iban a matar, le habían entrado unas ganas tan grandes de vivir como sólo las puede sentir un recién resucitado. Quién le iba a decir que volvería aquel asunto tan viejo, tan rancio, tan enterrado como creía que estaba. Aquel asunto de cuando tuvo que matar a don Lupe. No nada más por nomás, como quisieron hacerle ver los de Alima, sino porque tuvo sus razones. Él se acordaba: Don Lupe Terreros, el dueño de la Puerta de Piedra, por más señas su compadre. Al que él, Juvencio Nava, tuvo que matar por eso; por ser el dueño de la Puerta de Piedra y que, siendo también su compadre, le negó el pasto para sus animales.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
(Diles que no me maten, “El Llano en llamas”, Juan Rulfo, 1953)</div>
<br />
<div style="text-align: center;">
<a href="http://www.archivosonoro.org/?id=251" target="_blank">La voz de Juan Rulfo aquí.</a></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSGMSSYFKB1rFfS3kMFQFYr8NMy9ojNHOsd4NJhWT5rLFoRcHj8_zjCBsh9_ytvpAIc49Bmag0k_OyWtNnqsloLG9TrltfwltlqntOwcNHuBjiRmKs5tar_IihusgKrkDkBHK6EHlqBes/s1600/el-llano-en-llamas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSGMSSYFKB1rFfS3kMFQFYr8NMy9ojNHOsd4NJhWT5rLFoRcHj8_zjCBsh9_ytvpAIc49Bmag0k_OyWtNnqsloLG9TrltfwltlqntOwcNHuBjiRmKs5tar_IihusgKrkDkBHK6EHlqBes/s640/el-llano-en-llamas.jpg" height="466" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;">El Llano en llamas (Juan Rulfo), por Balo Pulido, 80x120 cm, acrílico sobre MDF.</span></i></div>
<div style="text-align: center;">
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></i></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-68196122414757642032013-09-12T22:27:00.000+02:002013-09-29T18:37:26.062+02:00Sobre el héroe discreto, Vargas Llosa, Pelayo Ortega y el sembrador...<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mientras Adelaida iba al interior de la tienda y
volvía, Felícito examinó en la penumbra del local las plateadas
telarañas que caían del techo, las añosas estanterías
con bolsitas de perejil, romero, culantro, menta, y las
cajas con clavos, tornillos, granos, ojales, botones, entre estampas
e imágenes de vírgenes, cristos, santos y santas,
beatos y beatas, recortados de revistas y periódicos, algunas
con velitas prendidas y otras con adornos que incluían
rosarios, detentes y flores de cera y de papel. Era por esas
imágenes que en Piura la llamaban santera, pero, en el
cuarto de siglo que la conocía, a Felícito Adelaida nunca le
pareció muy religiosa. No la había visto jamás en misa,
por ejemplo. Además, se decía que los párrocos de los barrios
la consideraban una bruja. Eso le gritaban a veces los
churres en la calle: «¡Bruja! ¡Bruja!». No era cierto, no hacía
brujerías, como tantas cholas vivazas de Catacaos y de
La Legua que vendían bebedizos para enamorarse, desenamorarse
o provocar la mala suerte, o esos chamanes de
Huancabamba que pasaban el cuy por el cuerpo o zambullían
en Las Huaringas a los enfermos que les pagaban
para que los libraran de sus males. Adelaida ni siquiera era
una adivinadora profesional. Ejercía ese oficio muy de vez
en cuando, sólo con los amigos y conocidos, sin cobrarles
un centavo. Aunque, si éstos insistían, acabara por guardarse
el regalito que se les antojaba darle. La mujer y los
hijos de Felícito (y también Mabel) se burlaban de él por
la fe ciega que tenía en las inspiraciones y consejos de Adelaida.
No sólo le creía; le había tomado cariño. Le daban
pena su soledad y su pobreza. No se le conocía marido ni
parientes; siempre andaba sola, pero ella.</div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
(“El héroe discreto”, Mario Vargas Llosa, 2013)</div>
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWFjL_coJDO3UXdkoFzocEY4fUW2zO-4d_PiqehZoOIADlFEMiqs8eBWatrnnnFOnSRuXihZAUOs2oglao9gnvqDAmK-JsR4J2UAOELX458MnI5YcAqjkALwTrpZFDwQp2OVNf5K6lTCU/s1600/pelayo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="632" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWFjL_coJDO3UXdkoFzocEY4fUW2zO-4d_PiqehZoOIADlFEMiqs8eBWatrnnnFOnSRuXihZAUOs2oglao9gnvqDAmK-JsR4J2UAOELX458MnI5YcAqjkALwTrpZFDwQp2OVNf5K6lTCU/s640/pelayo.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;">El sembrador (2012-2013), por Pelayo Ortega. Óleo sobre lienzo. Galería Marlborough, Madrid.</span></i><br />
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><br /></span></i></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-22703403888047286542013-09-11T10:14:00.000+02:002013-09-26T14:54:28.251+02:00Sobre sociedades sin estado, guerra y propiedad privada...<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>Science</i> publicó recientemente un artículo (<i>D. Fry and P. Söderberg. <a href="http://www.sciencemag.org/content/341/6143/270" target="_blank">Lethal aggression in mobile forager bands and implications for the origins of war</a>. Science. Vol. 341, July 19, 2013, p. 270.</i>) que aporta más combustible a la extensa polémica cultural sobre la presencia de la guerra en la evolución humana. Para los autores, los antropólogos finlandeses Douglas Fry y Patrick Söderberg, que trabajaron sobre datos procedentes de una sólida base de datos etnográfica compuesta por una muestra de hasta 186 culturas tradicionales, la guerra es una forma poco usual de violencia entre cazadores y recolectores. Según su análisis “más de la mitad de los casos de agresión letal fueron perpetrados por individuos solitarios, y casi dos tercios resultaron de accidentes, disputas interfamiliares, ejecuciones dentro del grupo o motivos interpersonales tales como la competición sobre alguna mujer en particular”. Este planteamiento apunta a que la guerra sería más bien una característica de las culturas propietarias de tierra que ya habían desarrollado la agricultura, no un rasgo de nuestro ambiente adaptativo ancestral.</div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpPBl3cbTu2iaI7DKDCFV6k8f523maFKWsiUTP0s2Pw6rB-f19p5Y1wRVqdLATOmjQZkcm-7u10rRjRcoADg0KT9JFWPqVzgWjNcrsXlyx5bsOggVi8ZB_OIOp2sSSSpUeNTr3cV__6lA/s1600/5000-BC_Neolithic-hunters_Algeria_PLZ-012.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="476" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpPBl3cbTu2iaI7DKDCFV6k8f523maFKWsiUTP0s2Pw6rB-f19p5Y1wRVqdLATOmjQZkcm-7u10rRjRcoADg0KT9JFWPqVzgWjNcrsXlyx5bsOggVi8ZB_OIOp2sSSSpUeNTr3cV__6lA/s640/5000-BC_Neolithic-hunters_Algeria_PLZ-012.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>Cazadores neolíticos (5000 BC), ocre rojo sobre piedra, en Sefar, Tassili-n'Ajjer, Argelia.</i></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i><br /></i></span></div>
</div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-70937935996493620692013-09-02T20:30:00.000+02:002013-09-11T15:33:53.147+02:00Sobre Onetti y la isla de Latorre, cuando ya no importe...<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Yo pude y una tarde falté a la cita no pactada y estuve ayudando a que el sol enrojecido buscara escondite detrás de la isla de Latorre. Dicen que era o fue refugio o cuartel general de contrabandistas tal vez fantasmas o simplemente fantasmas. Dicen que los que se acercaron a su luz engañosa no volvieron.<br />
<br />
La isla de Latorre siempre conservó su misterio y no seré yo quien lo estropee. Si alguna vez existió un fundador y propietario, los mismos viejos que dicen haber vivido aquella gran inundación que bajó desde Brasil coinciden en sus visiones. Latorre era o había sido obeso, blancuzco, amadamado, tímido y bondadoso.<br />
<br />
Pero no, esto no vale. La verdad es que sigo apartado de Díaz Grey y su entorno. Que me alimento con comidas enlatadas que pocas veces pongo a calentar, que algunos dolores soportables relampaguean de vez en cuando por mi vientre, que bebo un vino muy fuerte y casi negro. Y que sigo escribiendo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
(“Cuando ya no importe”,
Juan Carlos Onetti, 1993)<o:p></o:p></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjK-9gChSYkUcthvbsOmMvYzkEZN3H4rBTZzR0RF3mOo6kmN3FOdViwBEqdxezYM8vnYNxKy_N4diRxkdV9yQ8C7KymWJqRoMWNyTUjp93b5YeR3DNAg9YMkGHGRjX1yby_5GogpMmBHzg/s1600/oak-island-pond-sauvie-is.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="398" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjK-9gChSYkUcthvbsOmMvYzkEZN3H4rBTZzR0RF3mOo6kmN3FOdViwBEqdxezYM8vnYNxKy_N4diRxkdV9yQ8C7KymWJqRoMWNyTUjp93b5YeR3DNAg9YMkGHGRjX1yby_5GogpMmBHzg/s640/oak-island-pond-sauvie-is.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>Oak Island wildlife area, por <a href="http://billsharp.wordpress.com/about/" target="_blank">Bill Sharp</a>, tinta y acuarela sobre Moleskine.</i></span><br />
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i><br /></i></span></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-43901736578297237022013-08-28T16:09:00.000+02:002013-09-02T09:38:32.365+02:00De genes marxistas, raza española y manipulación...<br />
<div style="text-align: justify;">
La manipulación psiquiátrica, en impostada comunión con la genética, no es nueva ni exclusiva de los lobbies conservadores y neoliberales como ya se apuntó en una <a href="http://observatorioredes.blogspot.com.es/2013/08/sobre-desigualdad-genetica.html" target="_blank">entrada anterior</a>. Setenta y cinco años hace ya que Franco quiso responder a los interrogantes de si el rojo nace o se hace, al objeto de determinar qué clase de mutación conduce a la adhesión de un individuo al marxismo. Durante la Guerra Civil y los primeros años de posguerra, Antonio Vallejo Nágera, jefe de los Servicios Psiquiátricos del Ejército de Franco, fue quien investigó con presos de guerra, fundamentalmente brigadistas internacionales, para determinar "las relaciones que puedan existir entre las cualidades biopsíquicas del sujeto y el fanatismo político-democrático-comunista". La conclusión más relevante del informe <i>"Biopsiquismo del Fanatismo Marxista"</i> fue que "el marxismo se nutre de las personas menos inteligentes de la sociedad" y que "la perversidad de los regímenes democráticos favorecedores del resentimiento promociona a los fracasados sociales con políticas públicas, a diferencia de lo que sucede con los regímenes aristocráticos donde sólo triunfan socialmente los mejores".<br />
<br />
Desde su posición de privilegio, el psiquiatra también se atrevió a concluir que "la raza (sic) o espíritu español se forja por medio del militarismo social, que quiere decir orden, disciplina, sacrificio personal, puntualidad en el servicio, porque la redoma militar encierra esencias puras de virtudes sociales, fortaleza corporal y espiritual" y en la mejora de esta raza el aparato franquista debía promover "la militarización de la escuela, de la Universidad, del taller, del café, del teatro, de todos los ámbitos sociales".<br />
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8ltJDA40uSC2yhfyjiHbfR-3PjccXV_et5l-I2AV0kZabzY-fl309u2V3g29HPfELVxg1PN2HzU7zX5QVm_ekE70UHNJc0lHKUmgZSt4YjPpIyn6qYeQZtTXY63K99tdU3LcVR3rMEQM/s1600/Antonio-Berni-Museum-Art-Buenos-Aires-1280x956+Manifestaci%C3%B3n,+1934+%5BPublic+Demonstration%5D+by+Antonio+Berni+(1905%E2%80%931981).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="478" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8ltJDA40uSC2yhfyjiHbfR-3PjccXV_et5l-I2AV0kZabzY-fl309u2V3g29HPfELVxg1PN2HzU7zX5QVm_ekE70UHNJc0lHKUmgZSt4YjPpIyn6qYeQZtTXY63K99tdU3LcVR3rMEQM/s640/Antonio-Berni-Museum-Art-Buenos-Aires-1280x956+Manifestaci%C3%B3n,+1934+%5BPublic+Demonstration%5D+by+Antonio+Berni+(1905%E2%80%931981).jpg" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<i><span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;">Manifestación (1934), por Antonio Berni (1905–1981). Museo de Arte de Buenos Aires.</span></i></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
</div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2596929485321528313.post-1760061560634912712013-08-17T12:26:00.002+02:002013-09-09T20:24:14.101+02:00Sobre parte de una historia, o Aldecoa en La Graciosa...<div style="text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ayer, a la
caída de la tarde, cuando el gran acantilado es de cinabrio, he vuelto a la
isla. Las cabezas de los cazones y sus entrañas yacían en las rocas cercanas al
muelle, arrojadas al creciente de la marea. Las gaviotas abatían sobre los
despojos. Los hijos de Roque y otros muchachos pulpeaban con máscaras de buceo,
y en el grao de La Caleta se confundían, por las sucias haldas del agua,
gallinas y pájaros de la mar en sociedad apacible. Una mujer en cuclillas
extendía un estático cardumen de pejeverdes en el picón del secadero, y el ala
baja y ancha de su sombrerillo de pleita me impidió verle el rostro. El molino
de gofio, sin velas, como un gigantesco esqueleto de reloj, alzaba sus
engranajes y estructura hexagonal por cima del caserío. El rebaño de camellos
se perfilaba en las dunas volviendo de los matos pastizos de la llanía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
(“Parte de una historia”,
Ignacio Aldecoa, 1967)<o:p></o:p></div>
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqKD1aPMzpFvfqhSKbcivDWfXqAqWXC12wVUoZe_J86G0uSCMipqxl9zLvSaSMYXpxNa0RK5mNr7EKxW4Phl7Jkr2DVDE7fua2XrD9B5zISSs5SrelE3OdP0om3NHy8qIUU_kn9OppNd0/s1600/Greek+Fishermen+nelson+sandgren.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="334" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqKD1aPMzpFvfqhSKbcivDWfXqAqWXC12wVUoZe_J86G0uSCMipqxl9zLvSaSMYXpxNa0RK5mNr7EKxW4Phl7Jkr2DVDE7fua2XrD9B5zISSs5SrelE3OdP0om3NHy8qIUU_kn9OppNd0/s640/Greek+Fishermen+nelson+sandgren.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i>El pescador griego, por Nelson Sandgren, óleo sobre tabla. Colección particular.</i></span></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="color: #f1c232; font-family: Times, Times New Roman, serif;"><i><br /></i></span></div>
Marcos A. Castrohttp://www.blogger.com/profile/07171167280101579379noreply@blogger.com0La Graciosa, España29.2490715 -13.50899070000002729.1382415 -13.670352200000027 29.3599015 -13.347629200000027