Fue durante la
Edad de Hierro que aparecieron en Austria, Suiza y el sur de Alemania las primeras
guadañas. Casi al tiempo, o muy poco después, se hicieron inseparables a esta los preseos o herramientas del segador: el gaxapu conteniendo la piedra de afilar
en agua y forrada con hierba, con el paisano, y el yunque y el martiellu al pie del hórreo. De los
primeros, los gaxapos, también
denominados cachapas, zapicos y canaos, se viene mostrando en el Museo
del Pueblo de Asturias de Gijón una soberbia exposición que incluye 114 piezas, pertenecientes a la propia colección del Museo y a la de Alfonso Fernández Canteli,
de muy diversas procedencias y que ilustra sobre la distribución y tipología en
Asturias de un instrumento de origen europeo. Fernández Canteli, gijonés y catedrático de la Universidad de Oviedo, también es propietario de las 106 madreñas de variopintas
procedencias depositadas por diez años en el Museo de la Madera de
Veneros, en Caso.
El segador, after Millet (1889), de Vincen Van Gogh, óleo sobre lienzo, 43,5 x 25 cm.
En colección privada del Reino Unido.
El gaxapu sólo existe en Europa y se utiliza en casi todo el continente. Su existencia se encuentra estrechamente relacionada con la explotación de la
ganadería vacuna por la necesidad de acopiar hierba para alimentar al ganado
durante los inviernos. Históricamente, sus primeras imágenes datan de la Edad
Media puesto que no se conservan gaxapos
anteriores a esta época. En el Salterio manuscrito de Bonmont, de 1260, ya se
incluye un dibujo de un segador con gaxapu
a la cintura.
A nivel europeo existe una gran
diversidad de tipos de gaxapos. Entre
los de madera predomina un modelo de cuerpo perfectamente cilíndrico, torneado,
de gran tamaño y cuyo rasgo más característica es la forma apuntada de su base,
que servía para clavar el gaxapu en
el suelo cuando se cabruñaba la guadaña. Este modelo aparece desde Francia
hasta los países del este de Europa, sobresaliendo los gaxapos en madera del área alpina de Italia, Francia, Suiza,
Alemania y Austria, en especial los de la región del Tirol, de cuidadísima
factura y exuberancia decorativa.
En España sólo existen gaxapos en la mitad norte, especialmente
en el área de la Cordillera Cantábrica, donde predomina la ganadería vacuna.,
al contrario que la cría de ganado ovino, que no precisa del acopio de hierba
para su alimentación, y que hace que apenas sean conocidos en los Pirineos. A
excepción de Asturias y Cantabria, donde abundan los gaxapos de madera en gran variedad de formas y decoraciones, el
tipo de gaxapu habitual en nuestro
país, así como en Portugal, es el que se fabrica con un cuerno.
Ya situados en Asturias, existen
cuatro grandes áreas de gaxapos en
nuestra región, que parecen guardar relación con los cuatro grupos dialectales
del bable. En el extremo occidental es casi exclusivo el gaxapu de cuerno, de ahí que se le denomine corno, y aunque estos aparecen también en otras zonas lo hacen de
manera puntual. La decoración de los gaxapos hechos en cuerno de bóvido
presenta similitudes con la de otros útiles elaborados en este mismo material
(cuernas para ordeñar, para pólvora, etc.). Así, aparecen a menudo la figura
humana y los nombres de los propietarios escritos en grandes letras.
En el resto del territorio el gaxapu común es el de madera, existiendo tres tipos principales que se reparten en otras tantas zonas geográficas, aunque a menudo aparecen mezclados y son numerosas las variantes (cilíndricos, prismáticos o planos), decorados con motivos geométricos y figurativos (vegetales, animales y personas), que aparecen pintados, incisos o tallados. Sin embargo, no existe gran coherencia decorativa, lo cual sí sucede en las madreñas, por la ausencia de artesanos especializados que mantuviesen la continuidad en los motivos.
En el resto del territorio el gaxapu común es el de madera, existiendo tres tipos principales que se reparten en otras tantas zonas geográficas, aunque a menudo aparecen mezclados y son numerosas las variantes (cilíndricos, prismáticos o planos), decorados con motivos geométricos y figurativos (vegetales, animales y personas), que aparecen pintados, incisos o tallados. Sin embargo, no existe gran coherencia decorativa, lo cual sí sucede en las madreñas, por la ausencia de artesanos especializados que mantuviesen la continuidad en los motivos.
Cierto es que en los últimos años
cada vez se ven más gaxapos
comerciales de materiales plásticos y menos de madera o cuerno. Por ello, por
su variedad y belleza, se justifica sobradamente su estudio, conservación y
divulgación, como un elemento más de nuestro patrimonio cultural.
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