viernes, 30 de diciembre de 2011

Sobre Samoa y Tokelau: cambio horario (y económico) virando hacia China...

No parecía equivocarse demasiado Robert J. Shapiro en su obra 2020: Un nuevo paradigma (Tendencias, 2009), cuyo título original quizá aclare mejor su contenido, Futurecast: how superpowers, populations and globalization will change the way you live and work by the year 2020 (St. Martin Press, 2008). El que fuese principal asesor de Bill Clinton durante la campaña de 1992, además de colaborador de Al Gore o John Kerry posteriormente, dedica un capítulo completo a los dos polos de la globalización, léase China y Estados Unidos, y suscribe que “en una economía auténticamente global, como la que se despliega hoy, cuando un país tan enorme como China moderniza su industria de exportación, crea una serie de presiones nuevas en los empleos y los salarios de todo el mundo".


Atolón de Atafu, uno de los tres islotes coralinos del archipiélago Tokelau (Imagen: Earth Observatory, NASA).
La villa Atafu se observa en el vértice izquierdo. Dentro del atolón, las manchas azul claro son formaciones de coral. 


Viene esto a cuento de que las fuerzas de la economía mundial ya no se mueven en aguas del Atlántico, como así lo hicieron desde finales del siglo XIX hasta finales del XX, sino que ahora el Pacífico se erige en protagonista de la conexión occidental-asiática (y no es necesario recordar que, por convenio y costumbre, la voz “occidental” incluye a los Estados Unidos).

          Si el pez león (Peterois volitans, Linnaeus 1758), en la figura inferior, propio de los arrecifes coralinos del Índico y del Pacífico Sur, invadió los ecosistemas atlánticos del sur de Estados Unidos como también los de numerosas regiones del mar Caribe (metafóricamente, porque se trató de una liberación accidental de algunos ejemplares de un acuario en aguas de Cayo Vizcaíno, Florida, tras el huracán Andrew en 1992),  la economía mundial está cubriendo el trayecto justamente inverso.

La efeméride que titula esta entrada constata como los Estados Unidos siguen perdiendo influencia mundial. Cuando en 1884 se definió el trazado de los husos horarios, la isla de Samoa se situó del lado oriental de la línea que marcaba la hora cero. Ocho años después decidieron “pasar” al lado americano al objeto de facilitar las relaciones comerciales con la entonces mayor potencia del planeta. Si las pequeñas islas polinesias del sur del Pacífico miraban hacia la costa californiana como punto de referencia, ahora su guía es China. Consideran que su posición les hace perder dos días de negocio con Australia, Nueva Zelanda, China y Singapur.



Peterois volitans, especie originaria de los arrecifes coralinos del Índico y del Pacífico suroccidental. El pez león es especie
invasora, desde finales del s. XX, de las costas atlánticas de Estados Unidos y de todo el Caribe (Fotografía de Tim Wang).


Samoa venía siendo hasta hoy uno de los últimos territorios en despedir el día, lo que la situaba en el tiempo a 18 horas de Pekín, 11 de Madrid y cinco de Nueva York. Este cambio les coloca por delante y serán los primeros en comenzar la jornada. La isla pasó del 29 al 31 diciembre y se pone tres horas por delante de Sídney. Los algo menos de doscientos mil samoanos, junto con los 1500 habitantes de Tokelau (archipiélago formado por tres atolones y que depende de Nueva Zelanda), que también les acompañan, "se perderán el 30 de diciembre de 2011, pero ganarán grandes oportunidades para hacer negocio", señalaba en un artículo el Diario del Pueblo, el periódico oficial del Partido Comunista chino, que presumen del poder que su país está ganando en el sur del Pacífico asiático. Huelga decir que Samoa fue de los primeros países en la zona en reconocer a la República Popular de China.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Sobre una nueva teoría para la extinción masiva del límite K/T...

            Hablábamos no hace mucho sobre las múltiples y variopintas teorías propuestas para explicar la extinción masiva (la de los dinosaurios, entre otros) de hace aproximadamente sesenta y cinco millones de años. La entrada referida, lo más visto en este blog hasta la fecha, podría ser actualizada casi de forma mensual en razón a las sucesivas nuevas publicaciones de estudios e investigaciones al respecto. Reseñamos en esta ocasión el último de estos estudios, End-Cretaceous marine mass extinction not caused by productivity collapse, principalmente por su coautoría a cargo de la paleontóloga oscense, y profesora en la Universidad de Zaragoza, Laia Alegret.



Un mosasauro acosa a dos ictiosaurios, coincidentes únicamente durante el Cretácico Superior.
Ilustración de 1912 a cargo de Heinrich Harder (1858-1935), publicada en Die Wunder der Urwelt.



El paper de Alegret, junto con Kyger C. Lohmann, de la Universidad de Michigan, y Ellen Thomas, de la Universidad de Yale, fue presentado el pasado 9 de octubre en el Geological Society of America (GSA) Annual Meeting en Minneapolis y ahora se publica en la última edición de Proceedings of the National Academy of Sciences. La investigación sostiene que la fotosíntesis y la cadena alimenticia en los océanos se recuperaron mucho antes de lo que se creía tras el impacto del meteorito que cayó cerca de la península de Yucatán. También descarta el oscurecimiento del planeta como principal causa de la cadena de extinción, ya que no todos los microorganismos que realizaban la fotosíntesis desaparecieron por completo, sólo aquellos poseedores de conchas carbonatadas. 

Tras el impacto, una rápida acidificación de las aguas superficiales explicaría por qué el 70% de las especies fueron extinguidas mientras aquellas que habitaban los fondos oceánicos lograron sobrevivir. Este descenso súbito del pH de las aguas, se habría prolongado muy poco tiempo en términos geológicos (de meses a años) y habría tenido lugar únicamente en las aguas superficiales oceánicas. Además explicaría la extinción masiva de la mayoría de organismos de conchas carbonatadas que flotan en las aguas superficiales, por la disolución de estas conchas debido a la disminución del pH, así como de los mosasaurios (reptiles marinos emparentados con los actuales varanos) y ammonites. Puesto que la acidez de las aguas no llegaría a los fondos oceánicos, este modelo también daría solución a la supervivencia de los organismos que habitaban allí.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Xavánte vs Kayapó... ¿Cambios socioculturales que aceleran la evolución en los humanos modernos?


En  la última edición de Proceedings of the National Academy of Sciences sorprende encontrar un estudio que afirma que la cultura, unida a las barreras geográficas y lingüísticas de un grupo, puede acelerar sus cambios evolutivos. Por ello, los autores de este artículo, un equipo internacional, defienden que “la coevolución genético-cultural podría ser el modo dominante de la evolución humana moderna”.



Mujer Xavánte, fotografiada por Elza Fiúza en 2007.


La investigación se realizó comparando las características geográficas, climáticas, físicas y los patrones genéticos de 1.203 personas de seis poblaciones indígenas americanas que habitan en la Amazonia brasileña y parece indicar que la cultura de uno de los grupos, distinta a la del resto, contribuyó a que su fenotipo cambiara más rápidamente, de tal modo que “el medio ambiente cultural es más importante y determinante que el medio ambiente natural en la evolución de las poblaciones humanas modernas”. Los autores del trabajo afirman igualmente que “los estilos de vida de las sociedades modernas, la dieta, el tabaquismo, el sedentarismo y ciertas enfermedades, sin olvidar los factores genéticos, configuran un medio ambiente cultural que incide en la expresión de algunos fenotipos”.

Cuando se analizaron las medidas craneales de los habitantes de estos pueblos amerindios, se observó que la etnia Xavánte es la que más se diferencia del resto y los análisis de la variación en la forma de la cabeza apuntan a que evolucionaron hacia cabezas más alargadas, caras más altas y angostas y narices más anchas. El mismo análisis de estas características físicas muestra que su morfología evolucionó casi cuatro veces más rápido que, por ejemplo, el de su pueblo hermano, los Kayapó, de los que se separaron hace 1.500 años. Un clima distinto y la separación geográfica de esta población respecto a las otras cinco no parecen haber influido en sus características físicas. Sin embargo, el aislamiento cultural y la selección sexual de esta tribu sí podrían haberlo hecho.



Chica Kayapó en Aukre, en la región del río Xingu, Amazonia brasileña.
La fotografía es de Cristina Mittermeier, que publica este excelente blog.


El estudio también afirma que los grupos humanos que proceden de un antepasado común reciente pueden experimentar diferentes ritmos de divergencia fenotípica, probablemente como respuesta a diferencias sociales o culturales determinantes, además de que algunos fenotipos también pueden evolucionar rápidamente como respuesta a procesos mediados por la cultura.

Buscando información en la red sobre los Xavánte, se puede encontrar una publicación anterior en la que se demostró que en una aldea la cuarta parte de la población eran hijos de un solo jefe que tenía cinco esposas. De ahí que la selección sexual favorezca a los socialmente mejor posicionados.

Los resultados del trabajo apoyan la hipótesis de que “los genes y la cultura coevolucionan y a menudo revelan patrones y tasas de cambio atípicas”, y así los responsables de la investigación proponen que la hipótesis de la coevolución entre los genes, fenotipos y la cultura sea tenida más en cuenta en los debates de la evolución humana moderna.

       ¿Qué clase de coevolución es la referida? Es decir, ¿qué partes ocupan la genética y la cultura? ¿Hasta donde alcanza el medio ambiente sociocultural? Con las reservas propias de la cuestión, volveremos sobre el asunto cuando se empiecen a conocer las reacciones de la comunidad antropológica a tan controvertido estudio.


Tábita Hünemeier, Jorge Gómez-Valdés, Mónica Ballesteros-Romero, Soledad de Azevedo, Neus Martínez-Abadías, Mireia Esparza, Torstein Sjøvold, Sandro L. Bonatto, Francisco Mauro Salzano, María Cátira Bortolini y Rolando González-José. “Cultural diversification promotes rapid phenotypic evolution in Xavánte Indians”. PNAS. Doi:10.1073/pnas.1118967109.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Sobre el rape abisal (Melanocetus johnsonii): dimorfismo sexual extremo...

El pasado verano tuve la suerte de poder adquirir, en un mercadillo de viejo en Caracas (Venezuela), una copia de la descatalogada Introducción a la Biología Marina (Acribia, 1974), autoría a cargo del doctor Bayard H. McConnaughey, del Departamento de Biología de la Universidad de Oregon. En su página 170 se puede encontrar un dibujo a plumilla de una criatura que, en los últimos años en los que la investigación oceanográfica alcanza con mayor frecuencia la zona abisal, ejerce como icono de las profundidades. Recordé, después de rebuscar, la portada que se le dedicó en Times en 1995 bajo el sugerente título de Mysteries of The Deep (Scientists are set to conquer the last frontier: the ocean floor). Aunque la bibliografía existente es escasa, por el momento, y las referencias en la red tampoco brillan por su amplitud, lo más básico del feo pez es lo que sigue.



 
Fotografía de Theodore W. Pietsch, University of Washington (USA).



Melanocetus johnsonii, descrito en 1864 por Gunther sobre una hembra capturada frente a las costas de Madeira, pertenece al único género de la familia Melanocetidae, cuya etimología procede del griego melanos, "negro", y cetus, "monstruo del mar". Se trata de un pez batipelágico que habita el Atlántico, el Pacífico y el Indico, en profundidades superiores a los 1000 m, más habitualmente entre los 3000 y 4000 m.

De color marrón parduzco, lo que le facilita camuflaje, dientes afilados y flácido estómago, como se aprecia en la imagen, presenta sobre la cabeza una antena móvil que nace en la nariz, evolución de una vértebra, tomada por bacterias bioluminiscentes en simbiosis con el pez y que, cuando se iluminan, actúan como señuelo para atracción de otros peces que confunden la protuberancia con algún tipo de gusano. Cuando una víctima cae en la trampa, M. johnsonii la sujeta con sus grandes dientes y la engulle sin mayores dificultades, pues su enorme boca le permite tragar presas del doble de su propia longitud, lo que le proporciona una importante ventaja competitiva en la profundidad abisal.



 
Fotografía de Jan Yde Poulsen, Ph.d. student, University of Bergen, Noruega.
http://jypichthyology.info



           M. johnsonii presenta un acentuado dimorfismo sexual, ya que las hembras alcanzan un tamaño en torno a los 100 mm (máximo de 135 mm) y los machos, muchísimo menores, apenas superan 20 mm, aunque disponen de mayor musculatura, lo que les habilita para recorrer grandes distancias en búsqueda de pareja, ya que las hembras dispersan señales químicas que pueden ser detectadas a gran distancia. Durante el apareamiento el macho muerde el vientre de la hembra y, al cabo de un tiempo, se funde con ella y se convierte en un apéndice de su cuerpo. La hembra facilita al macho riego sanguíneo y nutrientes, y en contrapartida este le proporciona esperma de forma continua para fertilización de los huevos. Hasta no hace mucho tiempo pareciera que únicamente se capturaban especimenes hembra y ningún macho, pero posteriormente se observó que todas estas hembras tenían una especie de parásito cerca de los órganos genitales y fue cuando los científicos observaron que se trataba del macho. De esta forma, se garantiza la reproducción en un medio en el que encontrar pareja resulta dificultoso.

          En la primera imagen de esta entrada, extraida del Tree of Life Web Project,  se puede apreciar con detalle la unión íntima que se produce entre un macho (23,5 mm) y una hembra (75 mm) al momento del apareamiento. La instantánea fue tomada en 2005 por el biólogo evolucionista, y máxima autoridad mundial en el estudio de la familia Melanocetidae, Theodore W. Pietsch, sobre una pareja de ejemplares obtenida en aguas del Atlántico Norte, próximas a Irlanda, y conservada en el British Museum of Natural History.
 

sábado, 17 de diciembre de 2011

Sobre Houellebecq: exequias, funerales e incineraciones...

En El mapa y el territorio, la última novela de Michael Houellebecq, uno de los dos protagonistas es un afamado escritor francés llamado Michael Houellebecq. Es un ingenioso guiso que aplica la receta habitual del autor: unos gramos de nihilismo, pesimismo posmoderno sobre la condición humana, la sátira del arte como timo mercantil planetario, y unos brillantes dialogues de factura filosófica muy prêt-à-porter. Pero el sabor engancha, y uno termina por devorar el libro. También resultan inevitables algunos aromas de La Náusea y El extranjero, virus literarios que continúan invadiendo la narrativa europea y hasta los guiones americanos de Mad Men. Houellebecq sería idóneo para escribir una brillante narración con Antoine Roquentín y el señor Meursault, los personajes de las novelas de Sartre y Camus, o quizás el encuentro imaginario de ambos en una pieza teatral. Los héroes existencialistas suelen ser de género macho, aunque antes de las novelas de Sartre y Camus, un jovencísimo Alberto Moravia publicaba, a finales de los años veinte, Los Indiferentes, donde hermosas burguesas paseaban su hastío vital y su ennui con mucha clase.



Houellebecq según Thomas Saliot.


En este libro el francés narra su propio entierro con gran desparpajo, aunque con una modestia excesiva en cuanto al eco mediático del evento, tratándose de una merecidísima gloire del país vecino. Nacer y morir son dos azares que suceden sin nuestra intervención. Nadie nos pide permiso para traernos a este mundo y menos todavía para despedirnos de él. Bien mirado, es de risa, aunque muchos congéneres se lo hayan tomado muy en serio a lo largo de los siglos, y de ahí surgió, entre otras cosas, la historia de la filosofía. La muerte aniquila, pero también, a su manera, puede ser creativa.

Grandes artistas han producido obras maestras nacidas bajo el tormento de la finitud. Si el hombre fuera eterno dejaría de elucubrar acerca de sí mismo y de los agobios de la mortalidad. La perspectiva de la muerte, como el odio, o la venganza, puede resultar muy estimulante, e incluso innovadora. Pero nuestro final es sólo un proceso más en la cadena de reciclado de los materiales que conforman la especie, aunque las religiones se empeñen en torturarnos explicándonos otras historias.

Hay quienes afirman desentenderse de sus exequias, como diciendo que más da, ya no estaré aquí para verlo. Otros, como Houellebecq haciendo de Houellebecq, han previsto con detalle la ceremonia: se hace enterrar como Dios manda, supongo que para provocación de sus lectores más laicos. En nuestro país no tenemos autores tan atractivos como Houellebecq, excepción hecha con Juan Marsé o Javier Marías, cada cual en lo suyo. Y en cuanto al ruido mediático que suele crear el autor galo, aquí nos tenemos que conformar con Sánchez Dragó.

Yo estoy con el francés. Puesto que nada podemos decir acerca de dónde o cómo nacemos, bien está prever un buena representación del último paseo, antes de recibir la visita de esos gusanos que con tanta precisión, e incluso asquerosamente, describe Houellebecq. ¿Y quién podría garantizar que algún miasma de nuestro espíritu no vaya a presenciar el evento? La física dice que no, pero aún quedan escépticos de la física y es como confiar en la economía o en los programas electorales, o en las agencias de riesgo, o en nada.

Los funerales son cada vez más sosos en las grandes urbes, donde se llevan mucho las incineraciones, que interrumpen y profanan el curso de la naturaleza, aunque evitan el inmueble eterno. Los entierros de los pueblos, a veces con sus bandas de música, conservan aún una cierta parsimonia, y los rituales del pésame se alargan como si nos resistiéramos a abandonar al muerto en el corral de los quietos. Las exequias de cada cuál son la rúbrica final, una cuestión de estilo. Houellebecq está cabreado porque sabe que se va a morir, como todos, y entonces va y escribe libros.


martes, 13 de diciembre de 2011

Cuando David Attenborough conoció a Louis Armstrong...



I see trees of green, red roses too
I see them bloom for me and you
And I think to myself what a wonderful world.

I see skies of blue and clouds of white
The bright blessed day, the dark sacred night...
And I think to myself what a wonderful world.

The colors of the rainbow so pretty in the sky
Are also on the faces of people going by
I see friends shaking hands saying "how do you do?"
They´re really saying I love you.

I hear babies crying, I watch them grow
They´ll learn much more than I´ll never know...
And I think to myself what a wonderful world
Yes I think to myself what a wonderful world.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Sobre la Cumbre del Clima en Durban: fiasco, más capitalismo y apartheid climático...

Ya en tiempo de descuento y cuando parecía irremediable el fracaso de la cumbre del clima celebrada en Durban, Sudáfrica, los representantes de los 192 países que han asistido a la conferencia auspiciada por la ONU aprobaron hoy prorrogar los compromisos establecidos en el Protocolo de Kioto, después de dos semanas de negociaciones arduas y en la sesión plenaria del segundo día adicional de conversaciones para tratar de salvar la conferencia.


Holding a Bowl of Dust, obra de Ashley Cecil, encargo de Oxfam América en el marco
de un proyecto global de arte que relaciona la pobreza con el cambio climático.


El acuerdo alcanzado es oscuro. En síntesis, además de mantener los límites actuales vinculantes a las emisiones, se ha conseguido aprobar una vaporosa e inconcreta hoja de ruta hacia “un futuro protocolo, otro instrumento legal o un resultado acordado con fuerza legal” en el que se debería concretar las medidas contra las emisiones mundiales de CO2. En este designio están todos los países, incluidos China y EEUU, que son en conjunto responsables de la mitad de CO2 antropogénico. Ese acuerdo, todavía abstracto y carente de precisiones, se empezaría a negociar el año próximo y se firmaría en 2015, para entrar en vigor a partir de 2020.

Como en cumbres anteriores, el problema que frena los logros, y que sigue sin resolverse, es el de la relación de poder entre los países desarrollados y los que están en vías de serlo. Como parece lógico, un freno indiscriminado a la contaminación limitaría el crecimiento de los pobres, sin tener en cuenta que la mayor parte de la contaminación acumulada –de la concentración de gases invernadero- ha sido emitida por los ricos, cuyas tecnologías les permiten reducir sus emisiones sin renunciar al crecimiento.

La prórroga del Protocolo de Kioto, que expira en 2012 y que hoy por hoy es el único vinculante para frenar las emisiones de dióxido de carbono, estará en vigor entre 2013 y 2017 ó 2020, aunque la fecha final definitiva se decidirá también el año próximo en otra cumbre, en Qatar. Pero Kioto, en la actualidad, sólo afecta a la Unión Europea, Nueva Zelanda, Noruega, Suiza y Australia, un conjunto de países que apenas representa el 15% de las emisiones mundiales. Esta paupérrima realidad pone de manifiesto lo lejos que se está todavía en la sociedad globalizada de alcanzar un consenso útil y necesario para frenar significativamente la destrucción del planeta.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Sobre los jabalíes (Sus scrofa) y el VII conde de Güemes, derechos de antigüedad...

Los últimos destrozos causados por los jabalíes (Sus scrofa) en las fincas del doble Palacio de Revillagigedo, parroquia de Deva (Gijón), han hecho que Álvaro María del Milagro Armada y Barcaíztegui, VII conde de Güemes e hijo de Álvaro Armada Ulloa, actual conde de Revillagigedo y marqués de San Esteban del Mar del Natahoyo, sugiera al Ayuntamiento de Gijón que controle las poblaciones de esta especie (se supone que con fondos de las arcas municipales).

Ante esta sugerencia, los jabalíes, comuneros que vienen siendo del Monte Deva y sus inmediaciones desde el Cenozoico (o sea, unos 65 millones de años atrás), instan al consistorio gijonés a que controle la población de poseedores de títulos nobiliarios (otorgados por potestad regia desde la "reciente" Edad Media), en su opinión demasiado abundantes e igualmente destrozones. Los artiodáctilos sostienen que, aceptando convencionalmente el inicio de la Edad Media con la caída del Imperio Romano en Occidente, en 476, ellos llevan campeando a sus anchas casi cincuentamil veces en tiempo lo que pueda llevar el primer noble que haya puesto su también noble borceguí sobre las tierras de Deva... lapso despreciable este último.


Sus scrofa hace valer sus derechos de antigüedad en el Monte Deva y los valles colindantes.


viernes, 2 de diciembre de 2011

Sobre Benetton, Chávez, Obama, Brezhnev, Honecker, Churchill y Stalin...

            La reciente campaña publicitaria de Benetton, UnHate, ha recibido toda suerte de elogios y reseñas en los medios de comunicación. Entiéndase tal revuelo por su componente de provocación, sin duda mayúscula, lo cual hizo que la compañía italiana recibiese numerosas presiones para la retirada de la campaña.




Finalmente así se hizo, el objetivo inicial estaba cumplido. Pero si bien los creativos obtuvieron el éxito planeado, este no se apoyó precisamente en la originalidad. Las imágenes de figuras políticas besándose no son recientes, baste recordar la pasión comunista entre Leónidas Brezhnev y Erich Honecker, retratada por el fotógrafo francés Régis Bossu el 7 de octubre de 1979, durante la celebración del treinta aniversario de la RDA, imagen que fue inspiración posterior, en 1990, para el mural pintado en la East Side Gallery sobre los restos del muro de Berlín por el artista ruso Dmitri Vrubel. Ambas imágenes se muestran a continuación.






            Más recientemente, en concreto la pasada primavera, una marca lituana de productos lácteos retrató a Winston Churchill brindando un tórrido ósculo a Iósif Stalin, publcitando leche de calidad capitalista a precios comunistas. Vamos, ¡la solución a la crisis planetaria!.




jueves, 1 de diciembre de 2011

2011 Año Internacional de los Bosques (II)

Si en una entrada anterior, allá por el mes de agosto, se ofrecían algunos detalles sobre la celebración como tal del Año Internacional de los Bosques 2011, sus motivos y objetivos, vamos ahora con el logotipo que, en palabras de la FAO, tiene por objeto transmitir el lema “los bosques para las personas” a fin de celebrar el papel fundamental que desempeñan estas en la ordenación y conservación sostenible de los bosques del mundo. En cada parte y en su conjunto, el logotipo representa en que modo las múltiples funciones de los bosques tienen importancia en todos los ámbitos de nuestra vida.




        En el logotipo, el árbol, como forma central, representa los bosques de esta Tierra en todas sus variedades y diversidad: de los bosques boreales de coníferas hasta los bosques caducifolios de las zonas templadas y de los bosques xerofíticos de la sabana de las zonas subtropicales a la selva impenetrable de los bosques pluviales tropicales. Los bosques boreales de coníferas del Hemisferio Norte y de las zonas de montañas altas, con alrededor de 14.000 millones de hectáreas, son el complejo forestal que cubre la superficie más grande. A menudo, estos bosques constan de muy pocas especies arbóreas (por ejemplo abetos, pinos o cipreses) pero son habitados por una gran cantidad de especies animales y vegetales. El bosque amazónico, la extensión más grande y más abundante de especies de los bosques pluviales tropicales del mundo, representa más de la mitad de los bosques pluviales que quedan en el planeta. La segunda superficie más grande de bosque pluvial se halla en la Cuenca del Congo.

          El tronco del árbol sostiene el resto del logotipo, destacando que los árboles son el rasgo distintivo del ecosistema forestal y que constituyen la base de varias de las funciones fundamentales que desempeñan los bosques. De hecho, los bosques y sus servicios representan una base esencial para los medios de subsistencia de más de mil quinientos millones de personas en todo el mundo. En muchas regiones, los bosques son una base fundamental para el desarrollo sostenible. El tronco también representa la madera, la materia prima más favorable para el medio ambiente, tan importante para una economía más verde y más sostenible. La madera es igualmente importante como fuente de energía: En muchos países en desarrollo, la madera es la fuente principal de combustible para la cocción de alimentos y la calefacción de los hogares y, en los países industrializados, se está utilizando cada vez más como fuente de energía limpia y renovable. Aproximadamente el 60% de la madera extraída de los bosques y de los árboles fuera de los bosques es utilizada para generar energía.

La copa es la fuente de oxígeno, protagonista de la fotosíntesis necesaria para la vida. En el logotipo, las diferentes partes de la copa representan los múltiples valores de los bosques, como biodiversidad, hábitat, fauna silvestre, seguridad alimentaria, regulación del clima, abastecimiento de agua o fuente de salud para las personas.

En cuanto a la biodiversidad, los bosques son los ecosistemas terrestres más ricos, que contienen más del 90% de las especies terrestres del mundo. Los bosques tropicales albergan un 50% de todos los vertebrados conocidos, el 60% de especies vegetales y la mayor parte de las especies de insectos. La inmensa biodiversidad de los bosques es un tesoro para la humanidad y para todo lo que es vida; es la base para muchos productos y servicios ambientales suministrados por los bosques y es por ello que también posee una gran importancia económica. Si bien los ecosistemas diferentes tienen diferentes niveles de diversidad, las diferencias a menudo tienen causas naturales; se producen cambios en la biodiversidad a través del tiempo en todas las comunidades y ecosistemas. Una adecuada planificación puede garantizar que los usos de la biodiversidad forestal sean compatibles con la conservación.

La gran biodiversidad de los bosques es un hábitat natural que debe ser salvaguardado. Hasta hace unas décadas, la principal estrategia para la conservación de la biodiversidad forestal consistía en una protección estricta: mantener a la gente fuera del bosque. Siempre habrá casos en que la protección estricta sea necesaria, sin embargo, permitir que la población local utilice los bosques también puede contribuir a fomentar la conservación de los recursos.

Los bosques son los principales hábitats para la vida silvestre. La fauna silvestre de los bosques proporciona tanto productos (miel, carne de caza, insectos comestibles o medicamentos tradicionales) como servicios ambientales (polinización y diseminación). Todos los tipos de especies, grandes y pequeñas, terrestres, acuáticas y aves se aprovechan como carne de caza. Asimismo, la vida silvestre forestal proporciona una base para las actividades comerciales y/o de esparcimiento como la caza regulada, la fotografía y la observación de aves. La mayor amenaza para la fauna silvestre de los bosques, especialmente en los países en desarrollo, es la caza y la instalación de trampas insostenibles, no reglamentadas y a menudo ilegales con fines comerciales. El conflicto entre los seres humanos y la fauna silvestre también es una esfera de creciente preocupación y atención, en particular, en África, donde tiene graves consecuencias para la seguridad alimentaria.

Los bosques brindan apoyo a la seguridad alimentaria de muchas maneras. Millones de personas dependen de los alimentos que proporcionan los bosques –frutos, semillas, hojas, raíces y tubérculos, setas, miel, animales de caza silvestre, insectos y peces– para la consecución de los medios de subsistencia y para la generación de ingresos. Además, los bosques proporcionan forraje para el ganado y combustible para la cocción y elaboración de los alimentos. Los recursos forestales proporcionan los medios de subsistencia y contribuyen a reducir la vulnerabilidad de los hogares pobres; los bosques actúan como una red de seguridad en períodos de escasez cuando el suministro alimentario es más vulnerable. Los árboles de las explotaciones y los paisajes agrícolas contribuyen a estabilizar, sostener y restaurar la producción agrícola; asimismo, promueven indirectamente la seguridad alimentaria regulando el suministro de agua y el clima y protegiendo los cultivos contra el viento y las tormentas.

Los bosques son de fundamental importancia para el clima, tanto a nivel local como mundial. Proporcionan sombra y un efecto de frescor en las regiones cálidas y mitigan los fenómenos climáticos extremos. Asimismo, limpian el aire de impurezas y polvo y desempeñan una importante función en el ciclo del agua. Por último, los bosques contribuyen a la mitigación del cambio climático mundial actuando como un importante sumidero de carbono. Los ecosistemas forestales (incluso la biomasa, las maderas muertas y el suelo) contienen al menos tanto carbono como la atmósfera terrestre. Nosotros podemos contribuir a mitigar el cambio climático reduciendo las emisiones provenientes de la deforestación y la degradación forestal y también conservando y mejorando las existencias forestales de carbono por medio de la ordenación forestal sostenible de los bosques existentes y mediante la forestación y la restauración forestal. El cambio climático también influirá sobre los bosques y la variación de temperaturas y precipitaciones, por ejemplo, pueden repercutir en la resiliencia de los bosques, la productividad y las variedades de especies. Además, los árboles sometidos a estrés son más susceptibles a las enfermedades y a las plagas de insectos perjudiciales. Es importante ordenar los bosques y los terrenos boscosos para afrontar y ayudar a las poblaciones a afrontar las repercusiones del cambio climático. Cuando se plantan árboles, las especies se deberán escoger cuidadosamente, en particular, en los lugares en los que la producción maderera es importante. La ordenación adecuada de los bosques y los árboles también puede ayudar a las poblaciones vulnerables a adaptarse a las consecuencias del cambio climático.

Las cuencas hidrográficas boscosas son los depósitos del mundo. Los bosques cumplen un papel esencial en la estabilización del abastecimiento de agua y la garantía de su pureza. Los bosques protegen los suelos de la erosión y estabilizan el drenaje. Además, filtran los sedimentos y los agentes contaminantes, influenciando la calidad y los flujos de agua. Los bosques desempeñan una función fundamental en los ciclos de agua locales, absorbiendo el agua, almacenándola y regulando su evaporación. Asimismo, en muchas regiones boscosas los ríos son vitales y son un medio (a veces el único) de transporte y ruta de acceso para los productos y la población local.

Los bosques contribuyen a la salud de las personas de muchas maneras. Muchas plantas forestales (hojas, corteza, semillas y raíces) tienen propiedades medicinales. Los ingredientes activos extraídos de los bosques no sólo son importantes para la salud de las personas que habitan en los bosques sino que los conocimientos tradicionales acerca de su utilización a menudo son la base de los productos farmacéuticos utilizados en todo el mundo. Los bosques también son una fuente de alimentos naturales y nutritivos. Caminar y hacer ejercicio físico en los bosques proporciona beneficios a la salud mental y física, especialmente a las personas que viven en las ciudades y tienen muy poco contacto diario con la naturaleza. Los estudios han indicado que las actividades desarrolladas en los entornos forestales pueden mejorar el estado de ánimo.

Los seres humanos nos podemos llegar a considerar en el centro de la naturaleza, pero nosotros somos también una parte intrínseca e indisoluble de esta. Los diferentes elementos iconográficos que circundan el símbolo del hombre reflejan el estrecho vínculo entre los seres humanos y los bosques y las diversas maneras en que las personas utilizan y se benefician de los bosques. Puesto que nosotros utilizamos los bosques, tenemos también el deber de conservarlos. Y para muchas sociedades, los árboles y los bosques son fundamentales para la vida cultural y espiritual, que es lo que nos hace exclusivamente humanos.