lunes, 22 de abril de 2013

Sobre el origen de las especies según Darwin (03)...

De la rápida progresión en que tienden a aumentar todos los seres orgánicos resulta inevitablemente una lucha por la existencia. Todo ser que durante el curso natural de su vida produce varios huevos o semillas tiene que sufrir destrucción durante algún período de su vida, o durante alguna estación, o de vez en cuando en algún año, pues, de otro modo, según el principio de la progresión geométrica, su número sería pronto tan extraordinariamente grande, que ningún país podría mantener el producto. De aquí que, como se producen más individuos que los que pueden sobrevivir, tiene que haber en cada caso una lucha por la existencia, ya de un individuo con otro de su misma especie o con individuos de especies distintas, ya con las condiciones físicas de vida. Esta es la doctrina de Malthus, aplicada con doble motivo, al conjunto de los reinos animal y vegetal, pues en este caso no puede haber ningún aumento artificial de alimentos, ni ninguna limitación prudente por el matrimonio. Aunque algunas especies puedan estar aumentando numéricamente en la actualidad con más o menos rapidez, no pueden hacerlo todas, pues no cabrían en el mundo.



Toros en la dehesa, pintado con la boca por Cristóbal Moreno.

martes, 2 de abril de 2013

Sobre el asesino Charles Darwin y el confesor Joseph Dalton Hooker...


            Mientras camino por los Royal Botanic Gardens de Kew, en la capital inglesa, me viene a la memoria una carta que Charles Darwin dirigió a su gran amigo el botánico Joseph Dalton Hooker, en la que el padre de la teoría de la evolución, base de la biología como ciencia, decía sentir que transcribir esta al papel era “como confesar un asesinato”. Ambos mantuvieron una prolongada correspondencia en la que Darwin mostraba su preocupación por la confrontación que su entonces irreverente teoría presentaba con el dogma religioso. No tardó demasiado en comprobar que no sólo fue rechazada por la Iglesia, sino también por la clase política e incluso la propia ciencia decimonónica.



Sir Josehp Dalton Hooker (1909), por George Eastman Cook, óleo sobre lienzo,
39,5x33 cm, en los Royal Botanic Gardens, Kew (Inglaterra).