De la rápida progresión en que
tienden a aumentar todos los seres orgánicos resulta inevitablemente una lucha por
la existencia. Todo ser que durante el curso natural de su vida produce varios
huevos o semillas tiene que sufrir destrucción durante algún período de su
vida, o durante alguna estación, o de vez en cuando en algún año, pues, de otro
modo, según el principio de la progresión geométrica, su número sería pronto
tan extraordinariamente grande, que ningún país podría mantener el producto. De
aquí que, como se producen más individuos que los que pueden sobrevivir, tiene
que haber en cada caso una lucha por la existencia, ya de un individuo con otro
de su misma especie o con individuos de especies distintas, ya con las condiciones
físicas de vida. Esta es la doctrina de Malthus, aplicada con doble motivo, al
conjunto de los reinos animal y vegetal, pues en este caso no puede haber
ningún aumento artificial de alimentos, ni ninguna limitación prudente por el
matrimonio. Aunque algunas especies puedan estar aumentando numéricamente en la
actualidad con más o menos rapidez, no pueden hacerlo todas, pues no cabrían en
el mundo.
Toros en la dehesa, pintado con la boca por Cristóbal Moreno.
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