viernes, 30 de diciembre de 2011

Sobre Samoa y Tokelau: cambio horario (y económico) virando hacia China...

No parecía equivocarse demasiado Robert J. Shapiro en su obra 2020: Un nuevo paradigma (Tendencias, 2009), cuyo título original quizá aclare mejor su contenido, Futurecast: how superpowers, populations and globalization will change the way you live and work by the year 2020 (St. Martin Press, 2008). El que fuese principal asesor de Bill Clinton durante la campaña de 1992, además de colaborador de Al Gore o John Kerry posteriormente, dedica un capítulo completo a los dos polos de la globalización, léase China y Estados Unidos, y suscribe que “en una economía auténticamente global, como la que se despliega hoy, cuando un país tan enorme como China moderniza su industria de exportación, crea una serie de presiones nuevas en los empleos y los salarios de todo el mundo".


Atolón de Atafu, uno de los tres islotes coralinos del archipiélago Tokelau (Imagen: Earth Observatory, NASA).
La villa Atafu se observa en el vértice izquierdo. Dentro del atolón, las manchas azul claro son formaciones de coral. 


Viene esto a cuento de que las fuerzas de la economía mundial ya no se mueven en aguas del Atlántico, como así lo hicieron desde finales del siglo XIX hasta finales del XX, sino que ahora el Pacífico se erige en protagonista de la conexión occidental-asiática (y no es necesario recordar que, por convenio y costumbre, la voz “occidental” incluye a los Estados Unidos).

          Si el pez león (Peterois volitans, Linnaeus 1758), en la figura inferior, propio de los arrecifes coralinos del Índico y del Pacífico Sur, invadió los ecosistemas atlánticos del sur de Estados Unidos como también los de numerosas regiones del mar Caribe (metafóricamente, porque se trató de una liberación accidental de algunos ejemplares de un acuario en aguas de Cayo Vizcaíno, Florida, tras el huracán Andrew en 1992),  la economía mundial está cubriendo el trayecto justamente inverso.

La efeméride que titula esta entrada constata como los Estados Unidos siguen perdiendo influencia mundial. Cuando en 1884 se definió el trazado de los husos horarios, la isla de Samoa se situó del lado oriental de la línea que marcaba la hora cero. Ocho años después decidieron “pasar” al lado americano al objeto de facilitar las relaciones comerciales con la entonces mayor potencia del planeta. Si las pequeñas islas polinesias del sur del Pacífico miraban hacia la costa californiana como punto de referencia, ahora su guía es China. Consideran que su posición les hace perder dos días de negocio con Australia, Nueva Zelanda, China y Singapur.



Peterois volitans, especie originaria de los arrecifes coralinos del Índico y del Pacífico suroccidental. El pez león es especie
invasora, desde finales del s. XX, de las costas atlánticas de Estados Unidos y de todo el Caribe (Fotografía de Tim Wang).


Samoa venía siendo hasta hoy uno de los últimos territorios en despedir el día, lo que la situaba en el tiempo a 18 horas de Pekín, 11 de Madrid y cinco de Nueva York. Este cambio les coloca por delante y serán los primeros en comenzar la jornada. La isla pasó del 29 al 31 diciembre y se pone tres horas por delante de Sídney. Los algo menos de doscientos mil samoanos, junto con los 1500 habitantes de Tokelau (archipiélago formado por tres atolones y que depende de Nueva Zelanda), que también les acompañan, "se perderán el 30 de diciembre de 2011, pero ganarán grandes oportunidades para hacer negocio", señalaba en un artículo el Diario del Pueblo, el periódico oficial del Partido Comunista chino, que presumen del poder que su país está ganando en el sur del Pacífico asiático. Huelga decir que Samoa fue de los primeros países en la zona en reconocer a la República Popular de China.

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