En una entrada anterior comenté un artículo que señalaba a la propiedad privada, un estadio posterior al de los cazadores-recolectores, como embrión de la guerra en nuestra evolución social y cultural. Otro trabajo recientemente publicado (Peter
Turchin, Thomas E. Currie, Edward A. L. Turner, and Sergey Gavrilets. “War, space, and the evolution of Old World complex societies”. Proceedings of the National Academy of Science, 23 de septiembre de 2013), en el
que se simula sobre mapas geográficos la evolución de los conflictos
entre sociedades, la difusión de la tecnología militar y la evolución
sociocultural por cada siglo de historia, apunta a que los conflictos bélicos
y la innovación tecnológica asociada a ellos son impulsores del desarrollo de
las sociedades. El modelo predictivo se fundamenta en el análisis de las
interacciones entre la ecología de las poblaciones, la geografía de sus
entornos y el estudio de los acontecimientos históricos.
Las
conclusiones indican que la creación de instituciones complejas de cohesión
social está relacionada con la belicosidad de una comunidad. En el modelo, las
sociedades que perdían las guerras eran absorbidas por las ganadoras. Este
diseño refleja lo que ocurre en el mundo real cuando los imperios se expanden
conquistando otras comunidades.
El
equipo de investigadores utilizó como patrón las características de los
territorios de las comunidades africanas y eurasiáticas y los eventos ocurridos
entre ellas desde el año 1500 a. C. hasta el 1500 d. C. (y no después puesto
que la aparición de las armas de fuego marcó una nueva evolución de los
conflictos entre comunidades). Así, las innovaciones militares, como el uso de
carros y caballerías, y los accidentes geográficos, fueron dos de los factores
clave en la evolución de los habitantes del continente eurasiático.
The moment of kamikaze and mongol strike to japanese isle (2011), por Happy Morning Star (Deviant Art).
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