Acababa de
celebrarse en Gijón, con éxito rotundo, una exposición de varios cuadritos
serios, y, como el eco de mi triunfo había llegado hasta el mencionado pueblo,
su intelectuales ─porque
en todas partes hay personas que creen serlo e incluso que algunas veces lo son─,
tan pronto pisé tan amable y bello lugar, me saludaron con loa y me obsequiaron
con una espléndida fabada. Ya en los postres de la misma, y después de los
inevitables y poéticos brindis, hablaron unos y otros, y discutieron
acaloradamente sobre pintura, y yo escuché con muchísima atención sus
contradictorios juicios, porque siempre me ha parecido que de cualquiera se
puede aprender.
Asistieron el alcalde y el
secretario, el párroco, el boticario, el médico y el jefe del partido político
contrario al alcalde. Este último, en un aparte, me comentó: “Aquí me tiene
usted entre estos fartones, porque la
república también sabe cerrar sus ojos para reverenciar el arte”; afirmación
que me dejó pasmado.
("Recuerdos de la vida del pintor", Evaristo Valle, 2000)
El péritu (h. 1945), por Evaristo Valle. Óleo sobre lienzo, 99x90 cm.
Colección Pedro Masaveu, en el Museo de Bellas Artes de Asturias.
Colección Pedro Masaveu, en el Museo de Bellas Artes de Asturias.
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