Por antonomasia, los principales
mamíferos cinegéticos son los artiodáctilos, tanto por su aprovechamiento
ancestral como fuente de carne para los pueblos primitivos de cazadores, como
por su papel posterior de complemento nutricional para las sociedades agrícolas.
Miles de años después, al final de la dominación romana, el derecho germánico
introducido en la Península por los pueblos nórdicos ocupantes consideraba la
caza como potestad del rey, privilegio que se perdió en el tiempo diluido en concesiones a los nobles o a las órdenes religiosas. La pretendida
restricción se prolongó hasta 1837, aunque su reforma definitiva devino en la
Ley de Caza de 10 de enero de 1897, fundamentándose el derecho de caza en
atributo de la propiedad.
Aun a pesar
de las leyes destinadas a la protección de la caza desde los fueros y
pragmáticas medievales, en los que se establecen zonas restringidas a la
práctica cinegética, periodos de veda, días de fortuna y prohibición de
determinadas técnicas venatorias, el detrimento de éstas en la Cordillera
Cantábrica debió ser moneda común, ya que en la Junta General del Principado de
3 de septiembre de 1623 se señala que “hay
muchas personas que caçan y pescan libremente y en esto a habido y ay mucha
desorden, a cuya causa se halla muy poco caza y pesca y se espera abra menos”. Esa
situación desembocó en la desaparición en el área cantábrica de dos especies de
gran interés cinegético: el venado y la cabra montés.
El venado
fue muy perseguido en Asturias en los últimos siglos, como importante fuente de
carne en tiempos de agricultura de subsistencia y por la utilidad de sus
cuernas en la manufactura de utensilios de uso diario, como mangos de herramientas,
piezas para los carros, etc. Tal fue así que acabó por desaparecer en las
montañas al del Norte peninsular en la transición del siglo XIX al XX. En
Asturias, donde ya era escaso a lo largo del XIX, su menguada población se
escindió en dos grupos, uno en la zona oriental (Cabrales y Peñamellera), que
posiblemente desapareció el primero al quedar completamente aislado al Norte de
los Picos de Europa, y otro al sudoeste (Cangas del Narcea, Somiedo y Degaña),
el más importante por su continuidad con los montes del Bierzo y adentrándose
en las provincias de Lugo, Orense, León y Zamora. A este núcleo pertenecían los
últimos “venados caballares”, mayores que los actuales según el recuerdo de la
tradición. Los últimos ejemplares aborígenes fueron cazados en Degaña en la
primera década del siglo XX.
Si bien la
reintroducción, a mediados del pasado siglo, de la cabra montés resultó un
rotundo fracaso y la del gamo sólo prosperó en la Sierra del Sueve, la suelta de venados en distintos puntos de la
geografía asturiana obtuvo mejores resultados de los esperados, ya que de un
centenar escaso de ejemplares liberados se ha llegado a la población actual. Según los datos de la Sociedad Astur de Caza y de la Consejería, en su
momento, de Agricultura y Pesca, el primer enclave de suelta en nuestra región
fueron los montes de Caleao (Caso), donde en 1952 se liberaron 17 ejemplares traídos
Quintos de Mora (Toledo). Ese mismo año se hizo lo propio con idéntico número de
animales en el bosque de Peloño (Ponga). Ocho años después, en 1960, se produjo
una nueva suelta de 3 ejemplares en los montes de Redes. Se pudo constatar que
los individuos reintroducidos en Ponga se expandieron hacia los montes de Caso,
así como los liberados en Caleao colonizaron los montes del vecino concejo de
Aller. En años posteriores, hasta comienzos de los setenta, otra docena de reintroducciones
se llevaron a cabo en distintos puntos de la geografía asturiana (Nava, Piloña,
Proaza, Somiedo, Parque Nacional de Covadonga, Colunga, Ibias) con mayor o menor éxito.
Hoy, desde la
administración autonómica, se propone una densidad umbral óptima de ciervos de
5-6 individuos por cada 100 Ha. Apunto también el dato de que a la fecha, en el
Parque Natural de Redes, formado por los concejos de Caso y Sobrescobio, se
estiman densidades de entre 3,1 y 4,1 individuos por cada 100 Ha, pero esas
cifras se elevan hasta los 27 en el Parque Nacional de Picos de Europa.
Sobre la berrea y la reproducción del venado (pinchar aquí).
Sobre la cuerna del venado: descorreo, escoda y desmogue (pinchar aquí).
Deer and Deer Hounds in a Mountain Torrent (1832), por Sir Edwin Henry Landseer. Óleo sobre lienzo, 40.5x90.8 cm, en la Tate Gallery de Londres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario