La enfermedad del chancro del castaño está causada por el hongo ascomiceto Cryphonectria parasitica (Murril) Barr,
originario del oriente de Asia (China y/o Japón), donde afecta a la
corteza del castaño oriental pero está controlado por diversos
mecanismos naturales. Fuera de Asia fue descrita por primera vez en el
Jardín Botánico de Nueva York en 1904, donde su introducción supuso
el comienzo de un desastre ecológico en las masas forestales de
castaño americano (Castanea dentata Borkh).
En 1938 se citaría en Liguria (Italia), donde arribó accidentalmente
en castaños importados del este asiático, y desde donde se extendió a
toda Europa afectando al castaño europeo (Castanea sativa Mill). Actualmente C. parasitica
ataca seriamente los castañares del norte de la Península Ibérica y
la enfermedad del chancro ha ocasionado la disminución de la
producción del castaño en calidad y cantidad tanto de madera como de
fruto. Su daño es tal que C. parasitica está incluida en la lista 100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
En España las primeras afecciones se localizaron en Galicia, en Corgoma de Valdeorras, en 1940, en una plantación de castaños asiáticos (Castanea crenata) procedentes de Francia, y posteriormente en Vizcaya en 1947. La presencia de la enfermedad, tristemente frecuente en los castañares asturianos, es una imagen habitual y fácilmente reconocible a distancia, pues los árboles afectados muestran generalmente ramas secas. C. parasitica es uno de los patógenos forestales más agresivos ya que una vez infectado el árbol, éste sufrirá un decaimiento progresivo y probablemente morirá. Por ello en la actualidad la población de castaños en España está siendo exterminada por la acción de este hongo.
C. parasitica penetra en el árbol a través de lesiones en la corteza de ramas y tronco, apareciendo como primer síntoma apreciable de la enfermedad un marchitamiento que se produce en ciertas partes de la copa por la pérdida de agua en las hojas de los ramillos terminales. A medida que el patógeno coloniza nuevos tejidos las hojas comienzan a caer y aparecen los típicos síntomas de puntisecado. En los árboles infectados por C. parasitica aparecen áreas rojo-anaranjadas en ciertas zonas de la corteza de las ramas y tronco, que se originan como consecuencia de la desecación de los tejidos infectados por el hongo. Estas zonas, ligeramente deprimidas, terminarán arrugándose y agrietándose constituyendo el típico síntoma de chancro que da nombre a la enfermedad.
La transmisión de la enfermedad consiste en la dispersión de los conidios (reproducción asexual) principalmente a través de insectos, aves, lluvia, mamíferos y caracoles, mientras que las ascosporas (reproducción sexual) son diseminadas por el viento. La mano del hombre también es un importante instrumento de propagación, ya que a través de las labores de poda e injerto transmite la infección mediante las herramientas de corte. Además, las heridas sin cicatrizar y la acumulación de restos de madera infectada en los sotos de castaño también suponen una vía de contagio.
Al aislar el hongo de árboles en los que el chancro parecía estar remitiendo, se encontraron cepas que presentaban una virulencia, conidiación y pigmentación más bajas que las cepas virulentas normales y a éstas se les llamó cepas hipovirulentas (hv). La hipovirulencia es una atenuación de la virulencia del patógeno causada por la infección del hongo por un hipovirus de RNA de doble cadena que se replica en el citoplasma del hongo y es el responsable de la pérdida del poder patógeno. Las cepas hipovirulentas producen chancros no letales, que quedan restringidos a la parte externa de la corteza y no destruyen el cámbium del castaño, que puede seguir creciendo con normalidad.
El control biológico, basado en el fenómeno de la hipovirulencia, se presenta como la mejor herramienta de lucha contra esta enfermedad. Actualmente en Europa se ha detectado la presencia de 5 subtipos del hipovirus CHV1 -uno de ellos, el italiano, con una distribución mucho más amplia que los demás-. Las cepas hv inoculadas en un chancro activo, podrían producir la cicatrización del mismo, ya que el virus puede pasar de una cepa hipovirulenta a otra virulenta con la que sea compatible gracias a la anastomosis hifal, mecanismo por el cual un hongo intercambia información con otro con el que entra en contacto siempre que ambos sean compatibles. Sin embargo, la incompatibilidad vegetativa limita la anastomosis, por lo que restringe la transmisión del hipovirus, de tal modo que la probabilidad de transmisión es función del número de genes de incompatibilidad vegetativa diferentes entre las cepas que se anastomosan y la diseminación del hipovirus estaría directamente relacionada con la composición de grupos de compatibilidad vegetativa (GCV) de la población. Así, una de las causas del éxito de la hipovirulencia en Europa es la baja diversidad de GCV. Cuando dos hongos son compatibles se dice que pertenecen al mismo grupo de compatibilidad vegetativa (GCV).
La hipovirulencia también se transmite mediante la dispersión de conidios pero, como se apuntó anteriormente, una de las características que suele ser frecuente en las cepas hv es la baja conidiación. El hipovirus no está presente en las ascosporas que se diseminan a grandes distancias llevadas por el viento.
Todo ello otorga gran importancia al estudio de la diversidad del patógeno en nuestra región, puesto que la forma de transmitir la hipovirulencia sería entre cepas compatibles, en consecuencia la lucha biológica será tanto más útil cuanto menor sea la diversidad.
De forma más general, los métodos de control que pueden ser aplicados a la enfermedad se detallan a continuación:
1. Medidas culturales y de gestión que ayuden a mantener el buen estado de las masas forestales, tales como podas, aclareos, etc., previa adecuada desinfección de las herramientas de corte.
2. Tratamientos químicos mediante inyección y riego con fungicidas. El primero se considera que no es económicamente rentable y es de difícil realización, mientras que el segundo requiere disponer de un fungicida sistémico eficaz aún no disponible.
3. Control biológico utilizando cepas hipovirulentas. Su principal ventaja es que se trata de un método respetuoso con el medio ambiente y autosostenible, por lo que es ideal para especies forestales. Este método de control ha sido utilizado en varios países con mayor o menor fortuna para tratar la enfermedad. Se ha experimentado con la aplicación manual de mezclas de cepas hipovirulentas para asegurar la transmisión del hipovirus por anastomosis, sin embargo, esto puede conllevar un aumento de la diversidad, lo cual es negativo para la eficacia de la lucha biológica. Se han citado resultados positivos de control biológico en Francia y Eslovaquia, y se han realizado algunos ensayos de control biológico con otros agentes microbianos, sin embargo el tratamiento más extendido es el basado en la hipovirulencia.
4. Mejora genética, buscando híbridos resistentes, más desarrollada en Norteamérica, pero hasta el momento sin resultados, a pesar de que en la actualidad se están produciendo retro-híbridos de castaños americanos y asiáticos, para obtener uno resistente.
Actualmente, en España, esta enfermedad afecta casi sin excepción a todos los castaños del norte peninsular. En Asturias, donde la superficie forestal dedicada a castaño ocupa 59.822 Ha, se realizaron dos prospecciones en dos períodos diferentes, encaminados a conocer la situación de la enfermedad, en los años 1989/1990 y en 1999/2000. En esta última prospección se comprobó una importante expansión de la enfermedad desde 1982, de tal modo que en el año 2000 sólo 18 de los 78 concejos del Principado estaban libres del chancro. A pesar de ello, tan sólo se conservaban unos veinte aislamientos del hongo y no se habían estudiado desde el punto de vista epidemiológico.
Un 6% de la extensión del Parque Natural de Redes está formando por matas de castaño (1727 Ha en Caso y 604 Ha en Sobrescobio) y, como se observa en los mapas mostrados a continuación, el chancro del castaño ya se detectó en los primeros estudios elaborados hace ya casi treinta años, en 1982. Para esa fecha, los concejos afectados en Asturias eran los de Caso, Sobrescobio, Laviana, Aller y Piloña.
Un 6% de la extensión del Parque Natural de Redes está formando por matas de castaño (1727 Ha en Caso y 604 Ha en Sobrescobio) y, como se observa en los mapas mostrados a continuación, el chancro del castaño ya se detectó en los primeros estudios elaborados hace ya casi treinta años, en 1982. Para esa fecha, los concejos afectados en Asturias eran los de Caso, Sobrescobio, Laviana, Aller y Piloña.
Asturias, concejos afectados en 1982
Asturias, concejos afectados en 1989-1990
Asturias, concejos afectados en 1999-2000
En base a esta situación claramente expansiva, en julio de 2004 el Laboratorio de Fitopatología del SERIDA comenzó a trabajar en este tema apoyado por la Caja Rural de Asturias, realizando muestreos en la región que han permitido reunir una serie de algo más de cuatrocientos cultivos monospóricos del hongo. Esta colección, en crecimiento, constituye la base del estudio epidemiológico que se lleva a cabo con vistas a determinar la diversidad existente en nuestras poblaciones de C. parasitica y la búsqueda de cepas hipovirulentas susceptibles de ser utilizadas en el control biológico de la enfermedad.
MUY INTERESANTE!
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