Fue el pasado martes 31 de enero
cuando, a la edad de 101 años, falleció Dorothea Tanning, la
que fuese durante treintaicuatro de ellos esposa de Max Ernst. Tanning llevó una vida realmente notable, no por haber vivido tanto tiempo, sino por haber vivido tan plenamente.
Nacida en Galesburg, Illinois, en
1910, se decidió por una vida dedicada al arte tras visitar la exposición 'Fantastic Art, Dada, Surrealism' en el
Museo de Arte Moderno de Nueva York. A principios de los cuarenta conoció a Ernst, cuando la esposa entonces
de este, Peggy Gugenheim,
buscaba obras de pintoras surrealistas para exponerlas en su nueva galería, Art
of This Century. Sus sueños juveniles de convertirse en artista
nos dejan ahora, tras seis décadas de producción, un promiscuo legado entre la
pintura, la escultura e incluso la literatura. A pesar
del fallecimiento de Ernst en 1976, cuando ambos
vivían en Francia, regresó a Nueva York para
comenzar un nuevo capítulo en su vida, y
durante los últimos años de los setenta apenas abandonaba su estudio de
pintura para, a mediados de los ochenta, poner en marcha su nueva carrera como poeta. Trabajó hasta sus
últimos días, de hecho publicó su segundo libro de poemas, Coming
to that (Graywolf Press, 2011), durante el otoño del pasado año.
Eine Kleine Nachtmusik (1943), óleo sobre lienzo, en la Tate Modern (Reino Unido). Los elementos principales de la composición
(un girasol extrañamenta animado, una muñeca de tamaño natural apoyada en una de las puertas, y la niña con el pelo al viento)
sugieren fantasías o pesadillas infantiles de la autora, propias de las novelas góticas que Tanning solía leer siendo niña.
El título está tomado, irónicamente, de la Serenata nº 13 para cuerdas compuesta por Mozart y fechada el 10 de agosto de 1787.
(un girasol extrañamenta animado, una muñeca de tamaño natural apoyada en una de las puertas, y la niña con el pelo al viento)
sugieren fantasías o pesadillas infantiles de la autora, propias de las novelas góticas que Tanning solía leer siendo niña.
El título está tomado, irónicamente, de la Serenata nº 13 para cuerdas compuesta por Mozart y fechada el 10 de agosto de 1787.
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